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IA: cuando el futuro se vuelve presente

IA

Mucho se comenta, tanto en espacios informales como en grandes congresos tecnológicos, políticos, sociales y culturales, sobre la realidad de la inteligencia artificial: sus componentes y consecuencias, en lo inmediato y proyectándolo a futuro.

En el presente artículo, como propósito fundamental, pretendo hurgar en los orígenes y el desarrollo de esta rama de la informativa que busca realizar tareas propias de los seres humanos como razonar, planificar, aprender, adaptarse, percibir y entender el lenguaje.

A principios de los años cincuenta del siglo pasado, el matemático, criptógrafo, e informático teórico británico llamado, Alan Turing, comenzó a sentar las bases de lo que con posterioridad evolucionaría en el concepto de inteligencia artificial.

El test de Turing o la prueba de Turing, consistía en evaluar la inteligencia de una máquina basada en la capacidad de imitar, a través de una conversación, el comportamiento humano. El objetivo de la prueba era, a su vez, procurar que el evaluador no pudiese discernir entre las respuestas ofrecidas por una máquina o por un humano.

Para 1956, en la ciudad rural de Hanover, en New Hampshire, se presentó la conferencia de Dartmouth College donde se abordó la posibilidad de que cada aspecto del aprendizaje o cualquier otra característica de la inteligencia pudiese ser descrita con tal precisión que una máquina pudiera simularlo. En dicha conferencia, el informático, John McCarthy, introdujo el término, por vez primera, de inteligencia artificial. Sus valiosos aportes en esta rama de la informática le hicieron merecedor de múltiples reconocimientos, uno de los más importantes, el Premio Turing, en 1971.

El avance de estas tecnologías ha acarreado un mundo de posibilidades, pero, también, una infinidad de retos y preocupaciones.

El expresidente de Google China, Kai-Fu Lee, publicó un libro titulado: “Inteligencia Artificial, como cambiará el mundo y tu vida”. En este texto se construye una mirada menos técnica y más filosófica de las consecuencias de la aplicación de la IA en la vida de los seres humanos. Una gran interrogante queda colgada como consecuencia de este análisis, ¿corre riesgo de subsistencia, la raza humana, por la disrupción de la IA?

La carrera de la IA
La aceleración en la carrera por el desarrollo de la inteligencia artificial ha sido muy notable. Las primeras economías mundiales han hecho, en los últimos tiempos, inversiones públicas extraordinarias en ese campo.

Sólo EE. UU. con el Proyecto Stargate, que procura la construcción de una megainfraestuctura energética e informática capaz de sostener el crecimiento exponencial de la IA generativa, destinaría unos 500 mil millones de dólares, proyectados a 2029. La Unión Europea invertiría unos 200 mil millones de euros. Japón unos 114 mil millones y China, con varios proyectos públicos, estaría invirtiendo poco más de 150 mil millones de dólares.

En cuanto a la inversión privada global, sólo en 2024 la financiación fue de más de 252 mil millones, encabezada por las empresas tecnológicas estadounidenses, con un aporte de más de 109 mil millones de dólares.

Los gigantes tecnológicos han asumido un rol estelar en el avance de la inteligencia artificial como herramienta, los ejemplos más visibles son: Google/Alphabet implementa la IA a través de su unidad subsidiaria DeepMind.

Microsoft, como inversor estratégico de OpenAI (los creadores del famoso ChatGPT). Amazon utiliza la IA a través de Alexa y sus servicios en la nube, Amazon Web Services. Apple ha establecido el uso de la inteligencia artificial con Siri, y con la integración de Apple Intelligence con GPT en iOS. Meta tiene las herramientas de la IA para Facebook, Instagram y WhatsAap, además, un centro de investigaciones y desarrollo llamado FAIR (Facebook AI Research).

Las empresas antes descritas son las más visibles y, a su vez, las más usadas por millones de usuarios que se relacionan permanentemente con las nuevas configuraciones tecnológicas, pero, es importante señalar que existen más de 10 mil compañías a escala mundial que motorizan la transformación del ecosistema digital a través de las invenciones y descubrimientos de alta tecnología.

IA en el desarrollo cultural
La inteligencia artificial está desempeñando un rol cada vez determinante y preciso en el desarrollo cultural, transformando la manera en que se crean, se difunden, se preservan, y se consumen las diversas expresiones culturales.

El arte generativo con algoritmos se está utilizando para rediseñar, con eficacia y exactitud meridiana, expresiones artísticas y culturales como la pintura, el cine, la música, la poesía, etc.

Su uso impacta y redefine la revalorización del patrimonio; la capacidad de reinterpretar obras nuevas o clásicas en formatos inmersivos, apoyados en la realidad virtual o aumentada; la digitalización, restauración, reconstrucción y la oportunidad, por ende, de brindar mayor inclusión y accesibilidad a nuevas experiencias sensoriales en múltiples manifestaciones culturales.

Roberto Ángel Salcedo

La IA tiene valores fundamentales que debemos considerar: el principio básico de acceso al conocimiento, la creatividad en niveles superlativos, la capacidad de automatización de procesos y, no menos importante, la preservación y análisis de un mayúsculo volumen de datos.

Pero así como se identifican puntos luminosos que estimulan a millones de usuarios en todo el mundo, también existen retos a considerar: desafíos éticos en materia de propiedad intelectual; responsabilidad en la toma de decisiones; la discriminación; la pérdida de valiosos puestos de trabajo; la brecha digital que crea desbalances en las oportunidades de acceso y, una de las preocupaciones más latentes, la robotización de prácticas ordinarias e inherentes a los seres humanos.

La inteligencia artificial es una herramienta poderosa que puede impulsar el desarrollo humano y cultural si se ejecuta con responsabilidad, inclusión y enfoque ético. El desafío es gestionarla eficientemente para que agregue valor y no sustituya lo esencialmente humano.
Definitivamente, con la IA, el futuro se vuelve presente.

*Por Roberto Ángel Salcedo

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