I Cumbre de las Américas estuvo matizada por crisis en RD y Haití

I Cumbre de las Américas estuvo matizada por crisis en RD y Haití

I Cumbre de las Américas estuvo matizada por crisis en RD y Haití

Santo Domingo.-La Cumbre de las Américas entra en esta semana en su séptima versión, luego de 20 años de que se realizó la primera, que tuvo como sede en esa oportunidad la ciudad de Miami, una de las urbes más hispanas de Estados Unidos.

Dos temas subyacían en esa cita: el futuro de la democracia en República Dominicana, debido a la crisis post electoral de ese mismo año (1994), y la viabilidad institucional de Haití, cuyo presidente había sido restituido apenas dos meses antes por la presión militar de Estados Unidos.

En los dos países de la isla La Hispaniola había una fuerte crisis de la democracia y el caso dominicano jugaba un papel importante para la política norteamericana con relación a Haití.

El entonces presidente Bill Clinton llegó a utilizar la invitación a la I Cumbre de las Américas como un instrumento adicional de presión contra el presidente dominicano de ese momento, Joaquín Balaguer, para forzar a una salida a la crisis post electoral de 1994 y que a su vez este contribuyera a mantener un cerco fronterizo contra los militares que tres años antes (1991) habían derrocado al presidente Jean Bertrand Aristide.

Los preparativos de esa primera Cumbre estuvieron signados por los acontecimientos de la isla La Hispaniola y por un anciano caudillo cuyo accionar tenía un peso determinante para forzar la caída del régimen militar de Raúl Cedrás en Haití y que así diera paso al restablecimiento de Aristide.

Pero el Departamento de Estado quería lograr ese primer propósito sin ceder en sus cuestionamientos al proceso electoral dominicano por fuertes indicios de fraude. Estados Unidos llegó a condicionar la invitación a Joaquín Balaguer a esa primera cumbre a que éste colaborara con el cierre de la frontera con Haití para hacer efectivo un bloqueo comercial contra el gobierno de Cedrás y que además admitiera las denunciadas irregularidades cometidas en las elecciones de mayo de ese mismo año, con la posibilidad de un llamado a celebrar nuevos comicios.

Además subyacía un pedido de Clinton, rechazado por Balaguer, de que se permitiera la instalación de campos de refugiados haitianos en el lado dominicano de la frontera para acoger a aquellos que abandonaban ese país huyendo de la pobreza y la violencia acrecentada por la inestabilidad política.

Balaguer logró sortear las tres situaciones y se convirtió en la figura que despertó más curiosidad con su presencia en la cumbre que se celebró del 9 al 11 de diciembre en Miami.

Sus colegas presidentes se extrañaban de tener entre ellos a un caudillo de 87 años, ciego, con problemas motores y recién iniciando un nuevo período presidencial (aunque recortado).

El mismo Clinton se impresionó al verle físicamente y hasta le sirvió de “soporte” para que Balaguer subiera el escalón para ocupar la posición que le tocaba para la foto oficial del evento.

Crisis post electoral y Haití

La Cumbre de las Américas ha sido un intento regional de Estados Unidos en procura de fortalecer el rol de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en el fortalecimiento de la democracia y además un escenario para crear una gran zona de libre comercio (ALCA).

Dentro del primer marco, República Dominicana y Haití representaban un fuerte desafío en 1994 y así lo hizo saber Estados Unidos en su oportunidad.

En Haití se consolidaba internamente el régimen golpista de Raúl Cedrás, mientras que Estados Unidos hacía esfuerzos por reponer en el poder al entonces derrocado presidente Aristide.

Para esos planes era fundamental la participación del gobierno dominicano encabezado por un Joaquín Balaguer que, primero, no simpatizaba con Aristide, y segundo, entendía que el bloqueo económico generaría una presión migratoria extraordinaria hacia territorio dominicano.

En el climax de esa crisis en Haití, en el lado de República Dominicana se iniciaba un proceso electoral que culminó con unas cuestionadas elecciones que degeneraron en una crisis post electoral que se extendió hasta horas antes de la juramentación de Balaguer para un nuevo período.

El 14 de agosto de 1994 se produjo una reforma constitucional al vapor que impuso una prohibición a la posibilidad de buscar la reelección desde el ejercicio del poder y llamar a elecciones presidenciales adelantadas en 1996.

Haití, la prioridad

Para Bill Clinton y los máximos funcionarios del Departamento de Estados de Estados Unidos la prioridad era Haití, por lo que los encargados de atender la crisis post electoral dominicana temían que finalmente se diera de lado a lo que ocurría en República Dominicana a cambio del apoyo de Balaguer para solucionar la crisis haitiana.

Así lo revela el diplomático canadiense John W. Graham, jefe de la Misión de la OEA para ese proceso electoral, en su relato “La crisis electoral de 1994”.

“El hecho es que Talbot (subsecretario de Estado Strobe Talbot) inicialmente cayó en la trampa tendida por Balaguer, y estaba completamente dispuesto a sofocar cualquier acción dirigida a presionarlo.

Para él, República Dominicana era meramente una parte de la ecuación haitiana”, indica Graham citando revelaciones escritas que le hiciera Michael Skol, secretario adjunto para América Latina y encargado de darle seguimiento a la crisis post electoral dominicana.

Graham señala que Skol le indicó que “al final pudimos convencer a Talbot de que nos dejara crear la presión apropiada”.

Paso a la participación

La crisis dominicana llegó a un punto aceptable para Estados Unidos con la firma del Pacto por la Democracia, en cuya firma fue propiciada por Agripino Núñez Collado, pero que en su estructuración jugaron un papel importante el que fuera candidato vicepresidencial del PLD, Leonel Fernández, y el entonces diputado peledeísta Danilo Medina, ambos posteriormente han ocupado la Presidencia de la República.

Dos meses después, en octubre de 1994, las presiones de Estados Unidos, acompañadas de amenazas de una intervención militar, también forzaron la salida de Raúl Cedrás y la posterior restitución en el poder de Aristide.

Es así como dos meses después Joaquín Balaguer y Jean Bertrand Aristide se ven la cara como presidentes en ejercicio en la I Cumbre de las Américas, celebrada en Miami y liderada por Bill Clinton.



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