Huir de los aduladores

Huir de los aduladores

Huir de los aduladores

En todos los ámbitos de ejercicio del poder político, empresarial o social proliferan los oportunistas que se granjean puestos, buenos sueldos y reconocimientos inmerecidos en base a la adulación y a ofrecer lisonjas al que ejerce un puesto de influencia.

Detrás de la adulación no existen intenciones sanas, hay un único interés, el del adulador que busca en esa práctica su supervivencia, ascenso u obtener alguna ganancia manipulando o explotando las debilidades humanas porque sus carencias no le permiten destacarse por esfuerzo, trabajo o mérito propio.

Lo peor de la adulación es que hace que el adulado se desconecte de la realidad, cometa injusticias o errores con consecuencias impredecibles y alimente su ego solo en base a lo que quiere escuchar que se convierte en música para sus oídos, reafirmándose en actitudes que debilitan su liderazgo o perjudican su entorno.

El poder es como las moscas para los aduladores, por eso, en todos los tiempos han aplicado sus artimañas en los palacios, en las cortes y en los partidos.

Hasta el apologista del absolutismo monárquico, Nicolás Maquiavelo, en su obra “El Príncipe”, alertó a Lorenzo de Médici del riesgo de rodearse de aduladores.

Las estrategias de Maquiavelo, basadas en la razón de Estado y en una moral de resultados, han sido la Biblia de muchos gobernantes en los últimos siglos en el ejercicio del poder.
También hay que seguir los consejos éticos de Maquiavelo.

Los que planteó sobre la adulación son un buen ejemplo, incluyen: evitar los aduladores, no ofenderse al escuchar una verdad dicha con respeto y rodearse de hombres de buen juicio que tengan libertad para decir la verdad cuando les sea pedida una opinión.

En fin, frente a la adulación, no hay mejor remedio que buscar la verdad. Y a propósito de ese consejo, vale recordar el versículo bíblico plasmado en la Biblia abierta del escudo dominicano: Juan 8:32: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.

La adulación puede convertirnos en esclavos de otros y de nuestro ego. Solo la verdad nos libra del engaño y las apariencias.



Etiquetas

Noticias Relacionadas