Santo Domingo.- Un día como hoy, hace 46 años fue asesinado vilmente Orlando Martínez Howley, quien fue el periodista y militante del Partido Comunista Dominicano.
Martínez fue director de la revista “Ahora“ y columnista del periódico El Nacional y fue asesinado a tiros en 1975 durante la época denominada “Los doce años de Balaguer” (1966-1978).
El asesinato de Martínez fue motivado por el artículo que escribió, titulado ¿Por qué no, doctor Balaguer?
El crimen se mantuvo impune durante muchos años hasta que el presidente Leonel Fernández, elegido en 1996, ordenó la reapertura del caso.
Por la muerte del periodista fueron sometidos a la justicia el cabo de la Fuerza Aérea, Mariano Durán Cabrera; Rafael Alfredo Lluberes Ricart (Lluberito), el entonces mayor del Ejército Nacional, Joaquín Antonio Pou Castro.
Así como Luis Emilio de la Rosa Beras, José Isidoro Martínez González y Salvador Lluberes Montás (Chinino), pero este último fue excluido luego del expediente “por razones de salud”.
El presidente Joaquín Balaguer escribió en un libro llamado “Memorias de un Cortesano de la Era de Trujillo“, el cual contiene una página que hace alusión al asesinato de Martínez.
A Orlando Martínez Howley se le erigió un monumento a su memoria en la avenida José Contreras, (lado Norte UASD), donde le quitaron la vida para catapultarlo a la galería de los inmortales.
Por ser considerado uno de los grandes símbolos de esta trascendente lucha, este viernes el Comité de Homenaje se viste de verde contra la impunidad y exhorta a los ciudadanos a llevarle una flor a las 9:00 de la mañana en el monumento erigido a su memoria en la avenida José Contreras, (lado Norte UASD), donde le quitaron la vida.
Por considerarlo de interés, reproducimos el último artículo de Orlando Martínez.
¿Por qué no, doctor Balaguer?
Señor Presidente de la República, ya que usted impide que un artista del prestigio y la calidad moral de Silvano Lora viva en su Patria, ya que dejar en el extranjero a dominicanos le produce placer o ganancias politiqueras, me voy a permitir hacerles algunas recomendaciones.
Espero que sobre todo medite la última. Como Usted ha dicho que en este gobierno, y parece ser cierto, la corrupción sólo se detiene en la puerta de su oficina, ¿Porqué no saca de la República Dominicana a todos esos corruptos? Como aquí existe una galopante inflación de delincuentes sin uniformar y, según usted, también uniformados, ¿porqué no les ordena a los calieses del régimen que los apresen y los metan en un avión? ¿Porqué no les dice a los genízaros que prestan servicio en el aeropuerto que apresen no a los que traen cigarrillos de marihuana, sino a los pejes gordos del tráfico de drogas?
¿Porqué no manda al exilio a los que reciben comisiones para negociar contratos que entregan nuestras riquezas a las compañías multinacionales? ¿Porqué no instala en un barco a los latifundistas, a los que están negados a que este país salga del subdesarrollo y de la situación de miseria colectiva que lo acompaña?
¿Porqué no entra en ese mismo barco a quienes en la ciudad son el soporte ideológico de esos terratenientes?
Y también a quienes son el sostén armado, los que dan palos, apresan y torturan campesinos que luchan por sus derechos. Como Usted es enllave de los norteamericanos, ¿porqué no le solicita un portaaviones para enviar al lugar que fuese a los numerosos calieses que viven del trabajo del pueblo?
En caso de que su amistad con los Estados Unidos sea más estrecha de lo que sospechamos, ¿Porqué no le pide al Pentágono un cohete último modelo con el objetivo científico de crear una colonia de calieses en la luna? ¿Porqué no desaparece de la vista de los dominicanos honrados, que son la mayoría, a todos los vagos que en este gobierno cobran sin trabajar?
¿Porqué, tómelo en cuenta, no deposita en un cómodo asiento de primera a los funcionarios irresponsables que se las dan de Fouché contemporáneos y a la hora de la responsabilidad no dan la cara?
Y mi recomendación final: Si es inevitable que esta situación continúe, si es imposible evitar actos indignantes y miserables como el que presencié el domingo en el aeropuerto, ¿porqué, doctor Balaguer, no se decide Usted a subirse en el avión o el barco y desaparece definitivamente de este país junto a todos los anteriormente mencionados?