Santo Domingo.- En 1995, la Unesco proclamó el 23 de abril «Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor», por ser un día simbólico para la literatura mundial ya que este día en 1616 fallecieron Cervantes, Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega.
La fecha también coincide con el nacimiento o la muerte de otros autores prominentes como Maurice Druon, Haldor K.Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla y Manuel Mejía Vallejo.
La celebración de este Día, que suscita cada vez más adhesiones, dejó claro desde el principio cuán importante ocasión supone para reflexionar e informar sobre un tema que requiere especial atención.
Hoy lo celebran millones de personas de más de cien países, reunidas en centenares de asociaciones, escuelas, organismos públicos, colegios profesionales y empresas privadas.
El Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor ha servido para atraer a la causa de los libros y del derecho de autor a gran número de personas de todos los continentes y orígenes culturales.
Todas esas facetas del libro han sido objeto de numerosas iniciativas de sensibilización y promoción que han surtido efectos reales, aunque no por ello haya que dejar de trabajar con el mayor empeño.
Desde el año 2000, el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor ha inspirado otra iniciativa de las organizaciones profesionales que recibe la ayuda de la UNESCO y el apoyo de los Estados: Capital Mundial del Libro.
Cada año se elige una ciudad que obliga a mantener, a través de sus propias iniciativas, el impulso de las celebraciones del Día hasta el 23 de abril del año siguiente.
Casi todas las regiones del mundo, a su vez, ya han participado en este proceso, que transforma así la celebración de libros y derechos de autor en una actividad periódica, que extiende aún más la influencia geográfica y cultural de los libros.
En los últimos años, el Día Mundial ha demostrado que puede ser un potente símbolo para el lanzamiento de operaciones de apoyo importantes, en particular en América Latina y África.
Tomado de las Naciones Unidas www.un.org/es