Cada vez que inicio estos párrafos intento escribir algo agradable, más aún escudriño para encontrar un chiste, una anécdota, un recuerdo…Pero qué va! Se hace difícil y esta vez recibo con gusto un gran aliado para liberar tensiones: el cinismo.
Temprano me dispuse a salir de mi hogar y en el vestíbulo del condominio me encontré con una vecina, su cara preocupada y mirada fija me provocaron preguntarle qué sucedía e inmediatamente me respondió: mi asistente que estaba conmigo hace un rato se fue a su casa y cuando entró en el lobby de su edificio había una persona que la encañonó con un arma y le quitó su laptop, prendas, cartera, etc. y más aún, apareció otro delincuente el cual, en adición, le colocó un cuchillo en el cuello.
No le hicieron nada físicamente, gracias a Dios, pero el choque emocional le dejará secuelas que quedarán para siempre.
Escuché la anécdota y a pesar de que ya es una historia que se repite una y otra vez, me dejó pensativo, popularmente como se dice, me dio un down, pues si apenas comenzando la faena ya alguien cercano a ti es víctima de la delincuencia, qué ánimo tendrás tú para seguir batallando en el resto del día.
Pero saben qué? me repuse y me dirigí a mi vehículo, tomé la avenida Winston Churchill y pacientemente comencé a hacer la fila en el ya clásico tapón. Al lado se detuvo un carro Toyota Corolla; un señor y señora mayor lo ocupaban. Como es común en carros medio viejitos, el vidrio estaba abajo. De la nada apareció un sujeto en una Passola, se colocó rápidamente al lado de la señora y con un movimiento bien calculado se inclinó, agarró la cartera de la señora y salió disparado. La señora apenas atinó a arañar un segundo su bolso cuando raudo se escapaba el pillo con su botín. Segundos después los gritos de impotencia de la señora ahogaban mi radio y sumergían mi espíritu de nuevo en la fosa del desaliento.
Pero amigos, no todo está perdido, una de las grandes aspiraciones actuales y la cual ha sido destacada como meta a lograr, es consolidar en nuestro país la industria cinematográfica, y si bien todavía nos falta mucho para concretizar ese sueño, ya hemos avanzado en nuestra tarea de parecernos a Hollywood o quizás para ser más conservadores, a un lugar que acaba de visitar en India, Leonel Fernández, Bollywood.
Ya tenemos nombre para nuestra meca de cine! Nos hemos enrolado de lleno en los wood!.
Dominicanos! albricias!, somos ciudadanos de Hodiwood!