Cuando los partidos políticos no dan resultado en el mantenimiento del equilibrio social, la sociedades conforman grupos cívicos que presionan por justicia, igualdad, transparencia y otros valores. La República Dominicana lo ha hecho bien, aunque con el paso del tiempo muchas de esas instituciones pierden fuerza y credibilidad, y volvemos al mismo círculo.

Por esos procesos de descrédito que se producen en las entidades públicas y privadas, hemos sido más propensos a que surjan nuevas voces que a fuerza de tanto gritar van construyendo un espacio en algunos segmentos sociales.
Se supone que mientras más gente despierten a la realidad, más se fortalece la sociedad.

Sin embargo, si bien por un lado parece que vamos despertando, así mismo asusta pensar hacia dónde caminamos con ese nuevo liderazgo.
Las redes sociales han venido a facilitar el surgimiento de algunos lideres, pero muchos de ellos son lideres de espacios cerrados, algunos con vocablos de bajo registro.

Las posibilidades de lograr objetivos de bien social son remotas, porque muchos de esos discursos son solo explosiones pasionales.

Otra complicación es la subcultura individualista y de minigrupos creciente entre los dominicanos. Al dividirnos somos más vulnerables.

A pesar de que estamos cada vez más comunicados electrónicamente, tenemos una comunicación más pobre.

Los intereses de bien común se han ido reemplazando por los intereses particulares. Cada día somos más vulnerables. Tú, ¿qué haces para fomentar la sociedad que quieres?

Prácticamente, todos hemos sido cómplices de las brechas sociales que han facilitado más delincuentes juveniles, madres adolescentes, asesinos por encargo.

Cuando cada uno cumple con su parte, como estudiante, trabajador, madre o padre de familia o hijo honrado y comprometido garantizamos la sociedad que todos merecemos.