En esta media isla, en innúmeras oportunidades, hasta la Historia se la han robado en forma descarada para complacer intereses espúreos.
Lo más penoso y doloroso, es que en la materialización de esa perversidad, los protagonistas en distorsionar los hechos han sido los principales intelectuales de diferentes épocas.
Si esa estafa se ha venido produciendo en complicidad con los elementos más iluminados del saber, ¿qué puede esperar la mayoría que debe vivir subordinada?
Cuando se retuercen los hechos históricos se está cometiendo una estafa de dimensiones inconmensurables.
¿Quién le puede poner un stop definitivo a ese tipo de crimen colectivo?
Esa situación se presenta en todos los renglones de la vida nacional, y el deporte no es la excepción, dado que son muchos los hechos y personajes que han sido distorsionados, ocupando hoy un sitial que definitivamente no merecen. Por ello insisto en que nos han deformado, retorcido y hasta robado la propia Historia.
¿Cómo puede salir a flote una sociedad que transita un camino tan oscuro, tortuoso y degradante?
¡Qué Dios nos proteja!