Puerto Príncipe, Hatí.-El carnaval de las flores es el auténtico reflejo de un pueblo que desea superarse y olvidar.
La música, las manifestaciones de color, originalidad en concepción creativa y el ritmo vibrante, hizo posible que durante tres días miles de ciudadanos haitianos y extranjeros disfrutaran de un colorido carnaval.
Haití se levanta, se enaltece y más que nada, sorprende con la exhibición de un carnaval único en la región del Caribe, una fiesta a la que debe asistir para vivirla.
Los ritmos haitianos y los intensos colores de cada una de las presentaciones de grupos y carrozas, son sólo algunos de los detalles que convierten este evento en una fiesta sin igual.
El mítico carnaval de las flores, realizado en Champ de Mars, en la dictadura de Duvalier era presentado como una estrategia de pan y circo.
La inestabilidad política y la decisión de los mandatarios Aristides y Preval lo descontinuaron. Actualmente, el presidente Michel Martelly y el Ministerio de Turismo, con su titular Shephanie B. Villedrouin, luego de no realizarse por más de 40 años, lo rescataron con un rediseño y bajo una estrategia Marca-País.
Vivencias en perspectiva
Así como reza el slogan … se la pou’w la! (tienes que estar ahí), no se puede palpar este evento sin vivirlo. Por esta razón, era ostensible esa energía, esa entrega tras cada canción, cada manifestación del pueblo haitiano exteriorizada, que la fiesta se vivió y con creces.
Los presentes se mezclaron en las calles, en una simbiosis de danza con sonidos palpitantes, acento cantado y una de las fiestas más grandiosas de la historia carnavalesca haitiana y del Caribe.
Un evento cultural y folclórico repleto de diversidad étnica, alegría, baile, música y diversión.