
Con las cifras de la ONU a la mano acerca de los efectos de la violencia de las bandas armadas en Haití, se puede tener una idea de la intensidad del conflicto en aquel país.
Según este órgano internacional, en los primeros seis meses de 2025 la violencia dejó más de 4 mil muertes
Para cualquier dominicano informado el episodio más sangriento del siglo pasado en el país fue la guerra civil de 1965, con un saldo de muertes atribuidas al conflicto desde 2,500, según una fuente, hasta 5,000, según otras.
En abril de 1984, las pobladas causadas por el malestar en la economía y las medidas adoptadas entonces por el gobierno para ponerle remedio, las bajas humanas variaron entre 64 y más de 300, según quien las contara.
Ambos episodios del pasado dominicano son recordados como muy duros e indeseables, pero el de 1965 empezó el 24 de abril y para los primeros días de septiembre se consideraba superado. Las protestas, saqueos y la consecuente represión desde el Estado en abril del 84 se extendieron poco más de una semana.
¿Se puede entender a partir de la experiencia dominicana la crudeza de la crisis haitiana?
Cada vez menos dominicanos pueden valorar por lo vivido lo que ocurre a unos cuantos kilómetros de la frontera, pero todos deberían estar en las condiciones de entender, para evitarlo, el fracaso en la administración del Estado y en el liderazgo de las tendencias humanas, sociales y políticas.
Las causas de lo que ocurre en Haití, con miles de muertes cada año, durante varios años, pasa por la incapacidad de sus líderes.
Y como de este lado de la frontera vivimos convencidos de que la superación de la crisis es imposible sin la intervención de la comunidad internacional, desde la Organización de Estados Americanos llega la información de que abordarla desde fuera implica unos 2,600 millones de dólares. Una fortuna
¡Haití cuesta un Potosí!