Siempre habrá delitos que no podrán evitarse, pero todos los que se cometen a través de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) pueden ser descubiertos.
Si usted vio una película protagonizada por Al Pacino y Keanu Reeves de 1997 titulada The Devils Advocate y llegó hasta el final, probablemente al igual que yo sintió un leve sabor amargo cuando en la última escena, el personaje de Pacino, resalta que la vanidad es su pecado favorito, pues a través de él, se abren puertas de par en par a muchos otros males en la humanidad. Estos males pueden venir envueltos en las formas más variadas, intencionales y no intencionales, tanto en el mundo real como en el mundo digital.
Mikko Hypponen el experto finlandés en ciber-seguridad y máxima autoridad de investigación de la empresa F-Secure Corporation, en la conferencia que dictó en TED Global en Edimburgo, el 13 de julio de 2011, sostiene que cuando pasen los años, nuestra generación será recordada como la que se conectó en línea. Plantea que el Internet está lleno de beneficios, pero aún con muchas debilidades, tanto en lo referente a la seguridad como en lo tocante a la privacidad. Apunta que el Internet ha venido a ser un espacio en el que los ciber-criminales ingresan a él de manera malintencionada, como si tuvieran un boleto de avión gratuito para viajar sin documentos hacia los lugares más vulnerables de cualquier parte del mundo.
En su conferencia de unos 18 minutos, vista más de 500,000 veces, el experto pone de relieve un perfil de los hackers, dejando entrever que una de las debilidades principales de estos, es precisamente la vanidad: Ese deseo morboso de dejar marcas distintivas en el sitio irrumpido, cual grafiti hecho a prisa por algún artista de pintura en aerosol, en una calle cualquiera de la ciudad.
Sin embargo, no todos ellos tienen propósitos necesariamente financieros. Hoy día hay los que mediante el uso de las TIC se consideran activistas y se valen de estos medios para ejercer presión ante empresarios que presuntamente afectan sus intereses, o ante el Estado para que corrija o elimine la aplicación de alguna política pública que les impacta negativamente. Estos son los llamados hack-tivistas y no deben ser confundidos con los articulistas digitales o blogueros que a través de sus líneas se esfuerzan por influir legítimamente en la opinión pública sobre un tema en particular.
El Hack-tivista siempre viola y estimula la violación a leyes vigentes para cristalizar sus propósitos. Dos de los medios más conocidos son: Penetrar en páginas web con alguna vulnerabilidad previamente identificada para cambiar la apariencia de estas y dejando las marcas anteriormente mencionadas; y otro medio es generar visitas masivas hacia una página web, la cual por alta demanda, termina saliendo temporalmente del servicio.
La trampa a la que nos exponemos como ciudadanos, es que, al participar y hacer clic en el cuerpo de un correo electrónico malintencionado en el que se protesta, nos hacemos corresponsables del delito de estos hack-tivistas, violando la ley 53-07 de la República Dominicana, ignorando que todo delito cometido usando TIC puede ser descubierto. Ojo con esto.
*Gerente del Centro de Estudios e Investigación de Gobierno Electrónico
Oficina Presidencial de las Tecnologías de la Información y Comunicación (OPTIC)