¿Hacia dónde va la economía en el 2023?

¿Hacia dónde va la economía en el 2023?

¿Hacia dónde va la economía en el 2023?

Daris Javier Cuevas.

En el año 1995, Robert Lucas recibió el premio Nobel de economía fruto de sus investigaciones y su contribución al desarrollo de la macroeconomía y la teoría económica en lo relativo a las finanzas y el crecimiento económico.

El economista Robert Lucas centró sus planteamientos en la evaluación econométrica de las políticas económicas, la teoría del equilibrio de los ciclos económicos y las expectativas racionales.

Aunque el profesor Robert Lucas hizo grandes contribuciones a la economía, su influencia mayor en el pensamiento económico lo deja definido en lo que se conoce como las expectativas racionales y las grandes limitaciones que observó en los modelos econométricos para evaluar las políticas económicas.

En relación a las expectativas racionales, Lucas llegó a la sesuda conclusión de que el entorno económico es muy cambiante, por tanto, los instrumentos de la política económica han de variar en su ejecución para alcanzar los objetivos deseados, también en lo que se refiere a los modelos econométricos para evaluar las políticas económicas, encuentra que la utilización de estos genera ciertas debilidades si se toma en consideración que se parte del supuesto de que la realidad es estática, pues si se producen cambios en las decisiones racionales de los agentes económicos, entonces, ese supuesto resulta injustificado o viciado para fines de proyección de datos económicos, conforme con el conocimiento de la teoría económica.

Es en tal contexto que el economista Robert Lucas sostenía que, bajo el supuesto de las expectativas racionales, al utilizar un modelo econométrico que descansa en parámetros estimados resulta insostenible hacer proyecciones exactas del comportamiento lineal de la economía. Se trata de que en la realidad el desempeño de la economía es curvilínea, no lineal, ya que está sujeta a eventos que ocurran de manera inesperada, por lo que también obliga a los cambios en la política económica, lo cual obliga a los agentes económicos a transformar y adecuar su comportamiento frente al contexto.

Entender los planteamientos de Robert Lucas permite entender mucho mejor la evolución del crecimiento económico y las expectativas de cara al futuro inmediato, en el entendido de que existe un afán por presentar cifras que parecen describir un bienestar espectacular derivado de la actividad económica.

Sin embargo, la realidad es otra, más allá de las cifras ya que el crecimiento del PIB no se reduce a inversión de capital físico, pues el capital humano es también relevante cuando se trata de la inversión en educación, salud y un mayor volumen en el empleo.

Es importante destacar que en virtud de que los acontecimientos económicos resultan impredecibles, el crecimiento económico con cierta exactitud también los es. Es por tal razón que se debe tener ciertas reservas al sustentar las expectativas de crecimiento económico en función de la ejecución de unas determinadas políticas monetaria y fiscal, si se parte de que las predicciones económicas son fundamentales para la toma de decisiones en el ámbito público y privado.

Las autoridades económicas deben actuar con mucha prudencia y conscientes de que las expectativas juegan un papel fundamental en la economía ya que afectan las conductas de los agentes económicos y el modo en que la gente forma sus expectativas de cara al futuro.

En gran medida las expectativas que se forman dependen del gobierno y su política económica, lo que sugiere que los responsables de la ejecución de las políticas monetaria y fiscal deben ponderar de manera cautelosa cualquier cambio y predicciones sobre el desempeño de la economía.

Estamos asistiendo a un escenario de incertidumbre y amenazas de grandes riesgos sobre el futuro de la economía a escala global, lo cual es una razón poderosa para crear escenarios optimistas inalcanzables en el corto plazo. En efecto, a escala planetaria el año 2023 entra con la peor predicción de los últimos años como es la desaceleración a un ritmo de 2,6% del PIB, inestabilidad de los precios, elevado costo en el financiamiento y exceso del endeudamiento público.

El 2023 será un año de incertidumbre y fuertes restricciones para las economías de Latinoamérica si se considera una enérgica desaceleración en el comportamiento del PIB por el orden de 1,3%, mayor nivel de endeudamiento con aumento en el riesgo país.

En cuanto a la economía dominicana, su nivel de crecimiento económico será inferior a su patrón de crecimiento por cuatro décadas, 5,3%, lo que significa que el periodo 2022-2023 refleja un alejamiento de ese patrón tradicional, ya sin rebote estadístico, con un deterioro pronunciado en su capacidad de endeudamiento, altos niveles de inflación y desempleo, explicando todo esto la incapacidad de superar la calificación de riesgo país del periodo 2006-2018.

El escenario del 2023 es muy complejo para la economía dominicana, con bajas expectativas de crecimiento del PIB, sobreendeudamiento público, altos niveles de inflación con baja capacidad para la desinflación. En adición, carencia de creatividad y precariedad de respuestas de las políticas monetaria y fiscal ante el escenario de crisis.



Daris Javier Cuevas

Economista-Abogado Máster y Doctorado en economía Catedrático de la UASD