Inculcar hábitos alimenticios saludables desde temprana edad tiene un impacto directo en la salud futura de los niños, explicó Michelle Romero Licairac, pediatra-nutrióloga clínica.
«Si acostumbramos al niño a tener un estilo de alimentación saludable, serán adultos con una sana alimentación».
La experta explicó a El Día que esto reduce significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión, dos de las principales preocupaciones de salud pública en la actualidad.
Romero Licairac destacó que la alimentación infantil no solo se trata de nutrir, sino también de educar.
«Si queremos una población sana, se lo debemos inculcar», señaló, pero aclara que inculcar no significa prohibir.
«No siempre vamos a estar con ellos para ver lo que están consumiendo», por lo que es crucial que los niños aprendan a tomar decisiones saludables por sí mismos desde pequeños, adquiriendo conocimientos sobre una alimentación equilibrada.
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La pediatra también destaca la importancia de no generar miedo ni restricciones excesivas en la dieta de los niños.
«No pasa nada cuando un día queremos una pizza, una hamburguesa o un helado», explicó, enfatizando que se trata de un equilibrio entre educar y permitir momentos tomarnos un permiso.
Este enfoque flexible les permitirá, en el futuro, tomar decisiones conscientes sobre su alimentación sin sentir culpa, asegurando una relación sana con la comida.
Desayuno
El desayuno es esencial para el desarrollo físico y mental de los niños, especialmente antes de comenzar la jornada escolar. Después de varias horas de sueño, el cuerpo necesita nutrientes y energía para funcionar correctamente.
Un desayuno equilibrado les proporciona la energía necesaria para enfrentar las actividades académicas y deportivas con concentración y vitalidad, explicó Romero Licairac.
«El desayuno es fundamental en los niños y adolescentes que van a la escuela, ya que este rompe el ayuno de la noche anterior».
Diversos estudios han demostrado que los niños que desayunan tienden a tener un mejor rendimiento escolar.
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Al consumir alimentos ricos en carbohidratos complejos, proteínas y vitaminas, se facilita la capacidad de atención y resolución de problemas, lo que impacta directamente en su rendimiento escolar.
Además, el desayuno contribuye a estabilizar los niveles de glucosa en la sangre, lo que mejora la memoria y el aprendizaje.
Romero Licairac recordó que los niños no tienen los niveles de glucosa de los adultos, por lo tanto, necesitan azúcar para poner en funcionamiento todos los órganos del cuerpo de manera adecuada.
Saltarse el desayuno puede provocar desequilibrios en la dieta diaria, lo que podría llevar a problemas de salud como el sobrepeso o la falta de energía.
Un desayuno nutritivo, que incluya frutas, cereales integrales y lácteos, es fundamental para que los niños desarrollen una relación positiva con la comida y mantengan un estado de salud óptimo.
La lonchera
En cuanto a la lonchera, la doctora Michelle Romero explicó que una lonchera saludable asegura que los niños reciban los nutrientes necesarios durante su jornada escolar, influyendo directamente en su bienestar físico y mental.
Sin embargo, aclaró que la merienda debe entenderse como algo pequeño: «Un alimento que, entre el desayuno y el almuerzo, proporcione nutrientes para continuar las dinámicas del día».
Al incluir alimentos ricos en vitaminas, minerales y fibra, se promueve un crecimiento adecuado y se fortalece el sistema inmunológico, reduciendo el riesgo de enfermedades y favoreciendo un mayor rendimiento académico.
Romero Licairac también mencionó que en las redes sociales se ha vendido la idea de que las meriendas deben ser muy elaboradas, lo cual no siempre es cierto.
«Puede ser una fruta que aporte azúcar. Si solo les dan carbohidratos, solo tendrán energía momentánea», advirtió, destacando que también necesitan proteínas y grasas saludables.
«Hay que saber equilibrar entre nutrientes y porciones, con una o dos opciones», añadió.
«Lo más importante es que la merienda sea de calidad».