Guerra de tronos

Guerra de tronos

Guerra de tronos

La octava temporada de la serie “Juego de Tronos” ha terminado. De mala manera según los analistas y los fans de la sangrienta historia cinematográfica, que a decir de los productores era la última etapa. Se dice que la prisa fue la causa de tener que proyectar el largometraje recortando muchas escenas recreadas en la novela de fantasía escrita por George R. R. Martin en 1996.

Sin embargo, la película no ha terminado. La novena temporada ya inició en la República Dominicana, con otros actores, con otro libreto y, disimuladamente, va por el “quinto capítulo”.

Como coincidencia de libretos, la de aquí comenzó también en 1996, en su primer capítulo. En 2000 se proyectó solo el espectáculo de mal gusto de los “Caminantes blancos”, quedando la serie suspendida. Pero en 2004 arrancó el segundo capítulo, que duró cuatro años. El tercero fue de larga duración y sus escenas llegaron hasta 2012.

En esos primeros capítulos, de guerra, no de juegos, los dragones arrasaron con sus feroces llamas destruyendo la producción nacional azucarera, la CDE, Dominicana de Aviación y las demás empresas del Estado. Sus estructuras fueron convertidas en cenizas por el león, rey de los “Siete tronos” y dueño de dragones.

De sus escombros solo se levantaba el olor nauseabundo producido por las grandes riquezas surgidas de la corrupción.

El capítulo cuarto fue producto de otra prueba de fuego que terminó, a pura sangre, transfiriéndole el trono al rey del sur, no sin que el rey león se quedara con gran parte del reinado.

Sin embargo, el rey del sur se fue convirtiendo, poco a poco, en el rey de los “Siete tronos”, a base de toda suerte de infortunio y de todas las astucias y artimañas guerreristas. Incluso conquistando a los caminantes blancos, que pasaron a ser súbditos de su propia ambición de poder. A tal punto que el dragón del rey tuvo que alimentarse de carne marina podrida para poder fortalecer los caprichos de su rey.

En el quinto capítulo, que se está desarrollando en estos momentos, la guerra fue declarada desde su inicio.
La gran batalla se concentra entre el rey león y el rey del sur, quienes se atribuyen la cualidad de ser los únicos herederos del trono. Cada uno de ellos lanza sus dragones a incendiar el reinado del otro.

En medio del pleito surge también la dama de hierro con la propuesta de convertirse en reina, si su rey no gana la guerra.

Otra escena sobresaliente de este capítulo es la aniquilación de los caminantes blancos, que se asoman a la muralla, pero conscientes de que no podrán jamás atravesarla. Se podrá ver también un aspirante a rey que se disuelve en su propia insipidez, y, aunque domina una de las casas más grandes, tendrá que forjar una alianza imbatible con ciertos lores que anhelan gobernar ciertos dominios.

La que terminó el domingo no era un juego y esta tampoco lo es.

Se trata de una verdadera guerra de tronos. Cada uno con sus dragones bombardeando ráfagas contra el pueblo que corre en busca de refugio, quizás con el aliento de esperanza de un verdadero rey que gobierne con justicia y equidad social.

*Por José Parra Báez



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