SANTO DOMINGO.-Glaucoma, enfermedad ocular conocida como “el ladrón silencioso de la visión”, ocurre cuando la presión interna del ojo aumenta, afectando la circulación sanguínea a nivel del nervio óptico, lo que ocasiona que sus fibras vayan muriendo y menos información visual pase al cerebro para ser interpretada.
Cuando una persona padece de glaucoma, la visión del ojo menos afectado compensa la del que tiene peor visión, por lo que solo puede darse cuenta de la pérdida visual que está experimentando cuando empieza a chocar con los objetos que están a su alrededor.
Es por esto que se recomienda visitar regularmente al oftalmólogo para monitorear la visión e identificar a tiempo cualquier anomalía.
“Es importante tener una revisión ocular periódica, anual o según lo indique el especialista. En este examen oftalmológico el médico tomará la presión ocular, revisará el aspecto que tiene el nervio óptico y, si fuese necesario, realizará un estudio del campo visual –perimetría computarizada– para determinar si existe daño en la visión periférica”, indica la doctora Guillermina Méndez, oftalmóloga especialista del Instituto Espaillat Cabral.
Además, existen otras pruebas diagnósticas como la paquimetría corneal y la tomografía de coherencia óptica del nervio óptico. El conjunto de estos datos definirá si el paciente padece o no de glaucoma.
Predisposición
— Factores de riesgo
Existen algunos factores de riesgo que pueden predisponer como los antecedentes familiares, antecedentes de trauma o inflamación ocular, la miopía, hipertensión arterial, diabetes y raza negra.