El cinturón amurallado que rodea la vieja ciudad de Santo Domingo, levantado para defender la plaza de los ataques de filibusteros y piratas, tuvo, a lo largo de la ría del Ozama una serie de fuertes y fortines, por considerar al río como la parte más peligrosa y vulnerable.
En la construcción de las murallas intervinieron a través del tiempo famosos alarifes, constructores e ingenieros militares, los que también intervinieron en importantes emplazamientos defensivos en otras plazas del nuevo mundo, como Porto Belo, Cartagena y La Habana; estos fueron: Juan de Rabe, Rodrigo de Liendo, Luis de Moya, Juan Bautista Antonelli, Juan Bautista Ruggero y Marcos de Cáceres.
La visibilidad
Las baterías del fuerte de Santiago, situado a continuación de la fortaleza de Santo Domingo, asomando a la escollera y el mar, apuntaban a las cubiertas y palos de los velámenes de las embarcaciones invasoras, mientras la plataforma de tiro de la fortaleza de Santo Domingo, dirigía sus cañones a la línea de flotación de las naves.
Como si esto fuera poco, el cinturón amurallado contaba enseguida con una batería colocada en lo que se llamó el fuerte El Invencible, situado en el acantilado, en la parte posterior de las mansiones de Nicolás de Ovando y de la familia Dávila. Este pequeño fuerte, al estilo del que posee el Alcázar de Colón, estaba destinado a defender las mansiones de estos poderosos personajes; este fortín llamado también de San Alberto y de Coca, construido con sólidos sillares bien labrados, poseía troneras para doce cañones.
Defensa de posesiones
Es de entender que los poderosos trataran de defender sus posesiones, teniendo en cuenta que era allí, en sus mansiones que guardaban sus tesoros, al no existir instituciones bancarias para su salvaguarda. El pillaje de piratas estaba dirigido a iglesias, instituciones y viviendas de los altos personajes.
Una gran laguna
En la época existía una gran laguna alimentada por las aguas del Ozama, conocida con el nombre del Tanque, que lamia las base del fuerte, aunque algunos expertos militares de la época lo consideraron como inútil; otros, por el contrario, opinan que jugaba un papel importante en el cinturón defensivo contra las naves enemigas.
Los lienzos de la cerca del fuerte El Invencible arrancaban hasta llegar al recinto de la fortaleza, en donde se encontraba la plataforma de tiro en la punta inferior del recinto de dicha fortaleza, a veinte pasos de la ruta de las embarcaciones que transitaban cuidadosamente, por ser estrecho el río en ese punto.
Las instalaciones militares del frente del río no presentan una unidad, porque no fueron levantadas con un plan único, ni un momento histórico determinado; se construían a medida que las necesidades o posibilidades económicas lo permitían, pero en su gran mayoría se levantaron a lo largo del siglo XVI. Conjuntamente, la muralla se comunicaba entre los distintos fuertes por medio del camino de ronda.
Fuerte de San Diego
Junto a la bella puerta de San Diego, llamada también De la Mar, se levantaba el fuerte de San Diego, en forma curva, en el extremo Este que, adelantándose hacia el río, se hallaba casi suspendido sobre el mismo.
Las bases del baluarte estaban ancladas en el mismo río y sus altas murallas y aspilleras indicaban que este era el punto fuerte de defensa del río.
El imponente fuerte fue reconstruido a finales del siglo pasado, al realizarse las obras de la Avenida del Puerto, siguiendo las bases que se encontraron en las excavaciones arqueológicas, pues había sido destruido en 1886 para ampliar el muelle.
Presenta, además, un poco más hacia el fuerte El Invencible, una batería a ras de tierra para apuntar a la línea de flotación de las naves.
Colocación estratégica
Después del fuerte de San Diego, la muralla contaba con las baterías colocadas en la parte de la casa del Almirante o Alcázar de Colón que asomaba al río, situadas en forma estratégica sobre un altozano.
Para completar la defensa del río, se levantó una batería, llamada del Ángulo, en el extremo oriental del frente norte que descendía hacia el río, directamente desde el baluarte de Santa Bárbara, torciendo en dirección sur y corriendo paralela a la ría en donde también se encontraba uno de los desembarcaderos de naves y chalupas con su triste carga de seres humanos, destinados a la esclavitud. Más cerca a la puerta de San Diego y el Alcázar del primer virrey, se encontraba el otro desembarcadero, donde arribaban las naves con mercancías y pasajeros, todo destinado a la recién construida capital del nuevo mundo y el territorio recién dominado.
— Conjunto
La serie de fuertes, fortines y baterías, creados para proteger la ría del Ozama de los ataques de filibusteros y piratas, comprendían los fuertes de San Fernando, San Carlos y Santa Catalina, hoy desaparecidos.
Autores:
MARÍA CRISTINA DE CARÍAS
CÉSAR IVÁN FERIS IGLESIAS
CÉSAR LANGA FERREIRA