Un nuevo estudio sugiere que los electrolitos en ácido gástrico podrían proporcionar una fuente de energía suficientemente potente para alimentar los dispositivos electrónicos ingeribles.
Investigadores del Hospital de Brigham y de Mujeres (Boston), del Instituto Tecnológico de Massachusetts y de otras instituciones, han desarrollado un monitor de temperatura corporal, prototipo, en una cápsula ingerible, que recibe su energía gracias a una batería galvánica.