
Madrid.- No todas las flores se pueden comer, pero las que sí visten ensaladas, platos y dulces con colores y sabores intensos, una tendencia al alza en la restauración tras su reapertura después de los peores meses de la pandemia, como prueba el que se hayan disparado los pedidos a los productores españoles.
Violas o pensamientos mini, pétalos de rosas y flores de ajo, alhelí, jazmín o hinojo son algunos ejemplos de los ingredientes que estas navidades pueden distinguir una comida o cena y que además de aportar belleza al plato -bien frescas, cristalizadas, liofilizadas o deshidratadas-, pueden degustarse sin ningún problema.
Tras un año 2020 que fue “catastrófico” tanto para la flor cortada decorativa como para las flores comestibles, varios operadores de este último negocio han coincidido en asegurar a Efe que la demanda de pedidos se ha disparado de cara a la celebración de las próximas fiestas.
La consejera delegada de la productora de flores comestibles Innoflower, Laura Carrera, reconoce que “comer flores no es lo normal”, aunque hay referencias de ello que datan de más 2.000 años en China y otras posteriores de la Roma clásica.

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EFE
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