Firmas hasta para repartir

Firmas hasta para repartir

Firmas hasta para repartir

Desde que el extinto profesor Juan Bosch encabezó la denominada “Marcha del millón”, a la que realmente no asistió ni siquiera una cifra cercana a esa cantidad, los políticos y activistas sociales ponen cifras estrambóticas sin ningún reparo.

Fotos de planos cerrados y notas de prensas le dan cabida a cualquier cifra para intentar impresionar, aunque la concurrencia se limite a los famosos “tres gatos” aquellos, pero que al final de cuenta nadie conoce.

El millón es una cifra bonita, que atrae, y por tanto se usa con la misma facilidad con la que se desplaza “Juancito el caminador”.

El padre Rogelio ha dicho que busca recolectar un millón de firmas para pedir que los salesianos lo reinstalen en la congregación, aunque hubiera sido más fácil darse su viajecito a Colombia como dispusieron sus anteriores superiores.

La gente de la Marcha Verde está convocando para el 12 de agosto una marcha en la cual aspiran la presencia de un millón.

El expresidente Leonel Fernández y su equipo están tirados a la calle al medio buscan no uno, sino dos millones de firmas para respaldar su futura candidatura presidencial.

Como los millones de Leonel no se juntan con los de Rogelio ni con los verdes, ha de suponerse entonces que estamos hablando de tres o cuatro millones de personas diferentes.

Esos millones también son diferentes a los que desde el oficialismo se entiende apoyan que Danilo Medina busque la reelección y, como ha de suponerse, la cantidad fijada por ellos también debe superar el millón.

En estos días las firmas y marchas son de a millones y cuidado el que se atreve a cuestionar esas cifras, porque de seguro tendrá que aguantar un millón de “mention” dándole un millón de insultos.



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