Miami.– La temporada 2016 de huracanes en el Atlántico, que concluye hoy oficialmente, será recordada por el devastador ciclón Matthew de categoría 5, el más potente en casi una década, que dejó a su paso por Haití al menos 573 muertos.
“Matthew ha sido el primer huracán de categoría 5 que se forma en los últimos nueve años, tras Félix, en el año 2007, y ha batido el récord como el más potente que se ha desarrollado tan al sur del Atlántico”, dijo a Efe Arlena Moses, del Servicio Nacional Meteorológico estadounidense.
El destructor huracán Matthew pasó sobre la costa oriental de Cuba, el oeste de República Dominicana, el norte de Colombia, Bahamas, el sudeste de Estados Unidos y llegó a afectar incluso a Canadá en sus últimos coletazos.
Pero fue en Haití donde los daños en cientos de vidas humanas y materiales fueron devastadores- afectó directamente a 1,4 millones de personas, dejó a unas 800.000 necesitadas de ayuda alimentaria y provocó el desplazamiento de 175.000, principalmente en los departamentos Sur y Suroeste, los más castigados.
Matthew descargó su furia sobre los haitianos cuando todavía se recuperaban en los campamentos provisionales levantados tras el terremoto de hace seis años, que derribó el 75 % de las construcciones de Puerto Príncipe, la capital.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos no ha computado todavía la cifra final de muertes causadas por Matthew, pero se estima que dejó a su paso hasta 1.600 víctimas fatales, lo que le convertiría en el ciclón más mortífero desde Stan, en 2005.
En Estados Unidos barrió en octubre pasado la costa noreste de Florida y tocó tierra en Carolina del Sur con categoría 1, de un máximo de 5, para causar al menos 46 muertos, además de millonarios daños materiales. Junto al ciclón Nicole, Matthew batió otro récord, al registrarse por primera vez dos huracanes de al menos categoría 4 en un mes de octubre.
Con todo ello, se trató de una temporada ciclónica en la cuenca atlántica con una “actividad por encima de lo normal”, según la meteoróloga. Un temporada normal en el Atlántico, que comienza el 1 de junio y termina el 30 de noviembre, presenta una actividad promedio de entre 11 y 12 tormentas tropicales y 5 huracanes.
Sin embargo, este año se registraron 15 tormentas, 7 de las cuales se convirtieron en huracanes (Alex, Earl, Gastón, Hermine, Matthew, Nicole y Otto) y 3 de ellos lo fueron de categoría mayor, 3, 4 y 5 en la escala de intensidad de Saffir-Simpson. En su pronóstico anual de abril pasado, los expertos de la Universidad Estatal de Colorado (CSU) ya habían advertido que la formación de los huracanes se vería afectada este año por el debilitamiento del fenómeno “El Niño” en el Pacífico, que inhibe la formación de ciclones en el Atlántico, aunque no es un factor determinante.
Con “El Niño” aumenta la acción de los vientos cortantes en las capas superiores del Atlántico, por lo que la actividad ciclónica tiende a disminuir, como ocurrió en el año 2015.
Esta temporada de huracanes en la cuenca atlántica registra también otro récord, el del huracán más tardío, Otto, que se formó el pasado día 22 en el suroeste del Caribe, un día después de que lo hiciera en 1969 el ciclón Martha.
Otto, que causó una veintena de muertos en Costa Rica, Panamá y Nicaragua, fue el primer huracán de la cuenca atlántica que mantuvo su categoría ciclónica en su paso al Pacífico desde que lo hiciera Douglas en 1996.
Lo cierto es que las sorpresas meteorológicas se dejaron sentir muy pronto, con la inusual formación en enero pasado en el noreste del Atlántico del huracán Alex, aún no iniciada la temporada. Alex, que azotó las islas portuguesas de las Azores, es el primer huracán que se forma en un mes de enero en casi ochenta años, en concreto desde 1938.