
Por: Tomás D. Guzmán Hernández
Abordar este tema tan complejo por las múltiples variables que inciden en la vida nacional y que afectan a todos los habitantes es un verdadero reto. Sin duda, el cambio climático está en nuestro ADN, es decir nacimos en un territorio en donde pasan normalmente los fenómenos hidro-atmosféricos (ciclón, huracanes, tormentas tropicales, etc) estacionales entre junio y noviembre de cada año.
La República Dominicana enclavada en el caribe tropical, con una geografía variada que ofrece bellezas naturales y grandes atracciones turísticas de bellos contrastes, es también tierra fértil para los climas extremos producto de temperaturas calurosas durante todo el año que dada las presiones atmosféricas son caldo de cultivo por ser ruta de huracanes y tormentas tropicales formadas en el África sahariana y el polvo que afecta regularmente el curso normal de la vida local
“La posición geográfica sitúa a República Dominicana en el cuarto lugar entre los 10 países de América Latina y el Caribe (ALC) que se encuentran muy expuestos a ciclones tropicales. Es esencial subrayar que estos 10 países, se encuentran dentro de los 20 países del mundo con mayor exposición a ciclones tropicales. Por otro lado, en lo que respecta a la exposición a terremotos, RD se ubica en la sexta posición con un índice de 9.7, situándose entre países como Haití, El Salvador, y Colombia. La República Dominicana se encuentra en la ruta preferida de los huracanes, siendo propensa a experimentar impactos directos de estos fenómenos climáticos.
El promedio de pronóstico para huracanes en esta ruta es de 35% aproximadamente. De manera similar, el país cuenta con 14 fallas tectónicas, representando una amenaza latente para la estabilidad sísmica, dado que la actividad en estas fracturas geológicas podría desencadenar terremotos de considerables proporciones”.
“En adición a las pérdidas humanas, los desastres naturales generan importantes pérdidas económicas en el país. Este fenómeno se evidencia en eventos como el huracán David y Federico en 1979, donde las pérdidas económicas alcanzaron el 16% del Producto Interno Bruto (PIB), y el huracán Georges en 1998, con un impacto del 14% del PIB. Incluso eventos de menor envergadura, como las inundaciones de los ríos Yuna y Yaque del Norte en 2003, representaron un 0.20% del PIB, y las lluvias de noviembre de 2016 y abril de 2017, junto con los huracanes Irma y María en 2017, generaron pérdidas económicas estimadas en un 1.50% del PIB.” Citado de Impacto de los Desastres Naturales en la República Dominicana. Informe de Inteligencia Competitiva del Consejo Nacional de Competitividad. Informe de Coyuntura de 2023
Es importante analizar el llamado "spaghetti" de trayectoria de los pasados ciclones, huracanes. Y tormentas tropicales, que se refieren a la representación visual de los pronósticos de varios modelos meteorológicos que se utilizan para predecir la ruta de esos fenómenos. Estos modelos, cuando se superponen, a menudo parecen un conjunto de líneas curvas que se asemejan a espaguetis, de ahí el nombre. Cada línea representa la trayectoria pronosticada por rutas diferentes, y la divergencia o convergencia de estas líneas indica el nivel de incertidumbre en el pronóstico. Existen modelos con la trayectoria de mapa con los más letales en nuestra historia: San Zenón, David-Federico, George, Olga y Noel entre otros
Veamos ahora el costo económico de San Zenón (1930), David-Federico (1979), George (1998), Inés (1966), Noel y Olga (2007)
San Zenón, ciclón tropical ocurrido en el 17 de septiembre del año 1930, el cual dejó más de 3,000 fallecidos, destruyó más de 10,000 casas y causó pérdidas por más de 50 millones de dólares, (estimados en 880 millones de dólares a 2024) suma exorbitante para la época.
Otros fenómenos atmosféricos que nos afectaron en el pasado fueron el ciclón David y la tormenta Federico (1979), los cuales, según se estima, dejaron cerca de 2,000 fallecidos, 200,000 sin hogar, y pérdidas por alrededor de mil millones de dólares, cantidad también muy elevada para la época.
Con posterioridad a esos desastres, se conoce el caso del huracán George, en 1998, el cual causó 283 muertes y 2,193.4 millones de dólares en pérdidas.
El huracán Inés, 29 de septiembre de 1966 es del que menos se ha escrito, sin embargo, fue categoría cuatro con vientos máximos de 240 kilómetros por hora que entró por el litoral Sur del septiembre de 1966, causando 70 muertos y pérdidas por 222.5 millones de dólares.
Noel, ocurrió en octubre de 2007 y provocó al menos 73 muertes, más de 64,000 evacuadas y sobre las 1,500 fueron rescatadas. Sus efectos se sintieron en el poblado del Duey en Villa Altagracia y la región Sur del país, donde 39 comunidades quedaron aisladas.
Olga inició sus efectos sobre el país el 11 de diciembre de 2007, luego de concluida la Temporada Ciclónica de ese año, dejando más de 10 personas muertas y daños en más de 6,000 viviendas. Gran parte de los daños de Olga se le atribuyen al desfogue de la presa de Tavera en Santiago que se hizo como medida preventiva. Ambos ocasionaron pérdidas de 10,500 millones de pesos en el sector agropecuario.
“Estos fenómenos atmosféricos han estado afectando la Isla de Santo Domingo, principalmente la parte este, que es el territorio de la República Dominicana desde tiempos inmemoriales, probable desde antes de la época pre-colombina, ha sido azotada por tormentas y ciclones; pues esta es la ruta donde ellos circulan en sus movimientos este oeste, desde su origen de nacimiento cerca de la costa de África, hasta el Golfo de México, o las costas de Estados Unidos de Norte América que es donde terminan.” Ver La Isla de Santo Domingo, Historial, Ruta de Tormentas y Ciclones Tropicales de Angelito Manzueta de la la Cruz. Nuevo Diario 21 de septiembre de 2020.
El gran peso sobre el Producto Bruto Interno (PIB) de cada fenómeno varía y oscila entre 0.20% al 16% en función del año de ocurrencia dado que varían las intensidades y por causa también del crecimiento del producto. David un 16%, George un 14%. “Analizando la distribución sectorial de los daños y pérdidas ocasionados por los eventos climatológicos David y Federico, Georges, Olga y Noel, se observa que los sectores productivos (agricultura, industria y servicios) absorbieron el 60% de las pérdidas totales, mientras que la infraestructura representó el 20% de las mismas.” El impacto de los Desastres Naturales en la República Dominicana. Informe de Inteligencia Competitiva del Consejo Nacional de Competitividad. Informe de Coyuntura de 2023
Dentro de la ley de 423-06 La Ley 423-06, también conocida como Ley Orgánica de Presupuesto para el Sector Público, se contempla anualmente lo siguiente:
Artículo 33. El Proyecto de Presupuesto de Ingresos y Ley de Gastos Públicos consignará anualmente una apropiación destinada a cubrir imprevistos generados por calamidades públicas que será equivalente al uno por ciento (1%) de los Ingresos Corrientes estimados del Gobierno Central. Estos recursos serán utilizados por disposición del Presidente de la República, en conformidad con las medidas que adopte la Comisión Nacional de Emergencias de acuerdo a lo dispuesto en la Ley 147-02 sobre Gestión de Riesgos. Es bueno contar con esos recursos para cubrir eventualidades de muchas probabilidades.
Los factores climáticos como la temperatura elevada, la humedad por igual, con precipitaciones de mucha intensidad, con la presión atmosférica y viento que, si bien se están aprovechando para la generación de energía eléctrica de los parques eólicos y solares, son elementos para ser evaluados correctamente dentro de la programación anual como elementos de mucha incidencia para nuestra economía en sentido general.