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Federer entra en la leyenda al ganar Roland Garros

El Día Por El Día

PARIS, Francia.– Roger Federer entró en la leyenda del tenis este domingo al vencer al sueco Robin Soderling por 6-1, 7-6 (7/1) y 6-4 para ganar en la tierra batida de Roland Garros el único de los cuatro Grand Slam que se le resistía y confirmarse como uno de los mejores de todos los tiempos.

El suizo, actual número dos mundial, aprovechó la oportunidad de su vida para imponerse en un Abierto de Francia que no contó en sus rondas finales con Rafael Nadal, el español ante el que se inclinó en las tres últimas finales y que le arrebató el primer puesto del ránking ATP.

«No ha sido fácil, con este tiempo y con la expectación. Es increíble. Y el público ha sido estupendo. Sin ellos sería imposible, no sé si me lo merezco. Ya no volveré a oír que nunca he ganado Roland Garros», decía emocionado hasta las lágrimas antes de alzar por fin la Copa de los Mosqueteros.

«Me habéis puesto mucha presión sobre los hombros pero no sé cómo agradeceros vuestro apoyo», les dijo a los espectadores bajo la persistente lluvia.

«Sois los mejores y nos vemos el año que viene», agregó después de felicitar a Soderling por su «increíble torneo». Federer pasó en el primer set como una apisonadora por encima del hombre que eliminó a Nadal en octavos de final, pero Soderling reaccionó peleando hasta el ‘tie-break’ el segundo, antes de perder el tercero e inclinarse por décima vez en sus diez enfrentamientos con el suizo.

El ex número uno mundial (cuatro años y medio de 2004 a 2009) escribió otra página en la historia al convertirse en el sexto hombre que gana los cuatro ‘grandes’, después de Andre Agassi, Fred Perry, Don Budge, Rod Laver y Roy Emerson, además de igualar el récord de 14 Grand Slams de Pete Sampras.

Pero en un torneo desteñido por las ausencias tempraneras, empezando por la de su gran rival, el campeón de las cuatro últimas ediciones Rafael Nadal, el camino de Federer hasta la 19ª final de Grand Slam de su carrera no fue fácil y en más de una ocasión se vio contra las cuerdas.

Desde segunda ronda sufrió, ante el argentino José Acasuso, tampoco lo tuvo fácil contra el francés Paul-Henri Matthieu y estuvo muy cerca de despedirse en octavos como Nadal ante el alemán Tommy Haas, que le ganó los dos primeros sets y a punto estuvo de sacar por el partido en el tercero.

Luego tampoco le resultó fácil superar al último francés que quedaba en liza, Gael Monfils, aunque empezó a mostrar su mejor cara para imponerse en tres mangas, antes de superar en semifinales al argentino Juan Martín del Potro, que le obligó a jugar cinco sets.

Pero este era el año de Federer, todo el mundo se lo decía por la calle, y más aún después de que se hablara de su declive al arrebatarle Nadal el título en su jardín de Wimbledon y derrotarle en la final del Open de Australia, donde no pudo contener las lágrimas después que le birlasen el número uno.

La pista central Philippe Chatrier se volcó esta vez sin ninguna duda con su favorito ante un Soderling que buscaba escribir su propia historia, emulando a ilustres compatriotas como Bjorn Borg y Mats Wilander pero al que esta vez no le sirvieron de nada su imparable saque ni su fuerte derecha.

Primer finalista sueco desde Magnus Norman, ahora su entrenador, en 2000, Soderling se aupará del número 25 al 12 mundial tras su gran Roland Garros pero no pudo con el mejor Federer que se había visto en todo el torneo.

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