Desde hoy se inicia un proceso de eliminación del toque de queda, medida adoptada desde marzo de 2020 para controlar la aglomeración de personas, especialmente en horas nocturnas, como forma de contener la expansión del Covid-19.
Muchos países que decidieron levantar las restricciones luego tuvieron que volver a adoptarlas por el surgimiento de rebrotes, pues la gente empezó a ignorar las medidas preventivas elementales tales como el uso de mascarilla y el distanciamiento físico.
La población dominicana, hay que decirlo, no se caracteriza por la disciplina a la hora de tomar medidas como estas de manera voluntaria. Solo esperamos que frente a las muchas dificultades y sufrimientos que ha generado el Covid-19 los dominicanos asuman una postura responsable y cooperadora.
Las primeras provincias en las que se elimina por completo el toque de queda son La Altagracia y el Distrito Nacional porque han sido las únicas en alcanzar que al menos el 70 por ciento de su población se vacunara con dos dosis.
Casualmente el Distrito Nacional, quizás por su concentración poblacional, ha sido la demarcación con más casos positivos de Covid, por lo que representa un gran reto para las autoridades la apertura dispuesta.
Todos quisieran volver a la antigua normalidad, pero parece que ya eso no será posible. Corresponde incorporarse a una nueva realidad cumpliendo con las medidas de higiene, el uso de mascarilla y el distanciamiento.
Comercios como bares y restaurantes, que tanto han sufrido por el toque de queda, deben colaborar para evitar un rebrote cumpliendo con los límites de personas permitidas y estableciendo el distanciamiento.
De todos depende que esta fase de eliminación del toque de queda no obligue a una regresión.
