Extinción de dominio a la vuelta de la esquina

Extinción de dominio a la vuelta de la esquina

Extinción de dominio a la vuelta de la esquina

Nassef Perdomo Cordero, abogado.

Uno de los debates públicos más profundos del año pasado fue el relativo a la Ley de Extinción de Dominio. De ese contraste de opiniones salió una ley muy mejorable, pero superior a la originalmente propuesta.

Lo cierto es que, en poco más de tres meses, esta ley entrará en vigor y con ella se inaugurará una era de conflictos litigiosos.

Y no es para menos. La acción de extinción de dominio tiene el potencial necesario para convertirse en una vía alterna de solución de conflictos civiles, comerciales, inmobiliarios y penales, sólo que, en esta ocasión, en lugar de disminuir la intensidad del conflicto, la aumentará.

Esto así porque en la ley pueden encontrarse herramientas que fácilmente pueden ser puestas a trabajar en forma distinta y distante de la correcta administración de justicia. Mal entendida y aplicada, la Ley de Extinción de Dominio podría ser utilizada para anular competidores comerciales, sociales y políticos.

Ante esa perspectiva, es importante que los jueces reconozcan que su función no es servir de ayudantes de la persecución en cualquiera de sus manifestaciones, sino que, por el contrario, constituyen un valladar contra los abusos del poder.

También es necesario que los ciudadanos tomen conciencia de la inseguridad jurídica que puede derivar de esta ley, y no sólo para poner las barbas en remojo, sino también porque es importante que entiendan que el abuso de esta vía procesal no hará otra cosa que abrir una caja de Pandora.

En una sociedad en la que cada día nos atrincheramos aún más en nuestras posiciones, en la que la búsqueda del consenso es vista de reojo, en la que los absolutos se confunden con la razón, en la que nadie quiere escuchar, este tipo de herramientas tiene una gran capacidad desestabilizadora.

Ojalá los jueces dominicanos, como han sabido hacer en otras ocasiones, garanticen la vigencia del Estado de derecho. Ojalá que los legisladores y el poder político entiendan la necesidad de corregir los entuertos que aún quedan en la ley. Ojalá nadie la use para fines inadecuados.

Mientras tanto, y a la expectativa de que todos actuemos responsablemente, los ciudadanos debemos tener el ojo puesto en el horizonte, porque nos vienen grandes retos.