Europa II (segunda parte)

Europa II (segunda parte)

Europa II (segunda parte)

Desde que escribimos el artículo anterior, primero de esta breve serie, importantes publicaciones europeas, tales como “The Economist”, “El País”, “Le Monde”, “Financial Times”, etc., se han hecho eco de la crisis actual que reina en la Unión Europea.

Con ello validan la importancia que le hemos dado al tema, en beneficio de nuestros lectores.

Así mismo, hemos recibido multitud de correos y mensajes, expresando las más diversas opiniones, permitiéndonos apreciar el interés que existe sobre el tema.

Una de las manifestaciones más claras de los actuales problemas de Europa tiene su origen en el manejo fiscal de cada una de sus economías, más aún, de aquellos países que conforman la denominada Eurozona.

Esta es el conjunto de los 17 países europeos que han adoptado al euro como su moneda, formando así una unión monetaria. La autoridad monetaria que controla la Eurozona es el Euro Sistema. La autoridad económica y política reside en el Euro Grupo y en la Comisión Europea.

Resulta que una vez instituido el euro, su expansión es posible por pocas vías, una de las cuales es el endeudamiento. El país miembro crea pagarés, o bonos, u otros títulos de deuda, y los va colocando en el mercado internacional. Mientras el país emisor ejecutaba presupuestos más o menos equilibrados, preservaba las capacidades de servir su deuda, o sea poder hacer los repagos acordados.

Pero entonces venia la espiral: mayor expansión y gasto en que incurría una economía, como por ejemplo la de Grecia con el montaje y celebración de unos costosos juegos olímpicos, mayores deudas.

 Mayores deudas significan mayores costes de repago.

 Mas costes, mayor déficit fiscal; mayor déficit fiscal, mayores intereses cobran los acreedores. Mayores costos financieros, mayores déficits. Y por ahí sigue la espiral.

He ahí uno de los grandes peligros de un endeudamiento sin las adecuadas previsiones de control y medios de repago.

El mercado castiga  al emisor incrementándole los gastos, dificultándole aún más el repago.

 Entonces vienen los rescates financieros, repletos de los controles y restricciones que los países emisores de deudas no fueron capaces de imponerse en un principio.



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