Este es un país “en olla” que no pierde esperanza

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Santo Domingo.-Los dominicanos podrían definirse como un mar de contradicción desde el punto de vista económico, navegando entre el pesimismo y el optimismo, la lástima y las expectativas de progreso, según se desprende de un cruce de resultados de Latinobarómetro 2017.

En una economía que ha liderado el crecimiento de Producto Interno Bruto (PIB) en América Latina en los últimos años, el 60 % de la gente afirma que los ingresos no le alcanzan para llegar a fin de mes y el 42 % declara que no tiene suficiente comida para alimentarse, superado en este solo por Venezuela, que alcanza un 58 %.

Otros estudios –incluyendo la Encuesta Nacional sobre Actitudes Financieras, usada por el Banco Central para el diseño de la Estrategia de Educación Económica y Financiera- han demostrado que la carencia de ingresos convierte a la gente en carne de cañón de los usureros o la mantiene atada a compromisos financieros formales que, por su costo, se convierten en bolas de nieve.

Latinobarómetro –cuyos datos fueron recogidos entre el 22 de junio y el 28 de agosto sobre la base de 20,200 entrevistas- dice que el 60 % de la población dominicana se declara con carencia de ingresos, solo superado por Venezuela –un país con una economía desestructurada- que alcanza un 78 %. Como se diría popularmente, República Dominicana es una “sociedad en olla”.

¿Podría entrar este fenómeno en la figura de “las nuevas desigualdades de la prosperidad”, término acuñado por Latinobarómetro? Es probable, pero –al parecer- la definición más cercana es “pesimismo económico” a un nivel tal que tendremos que rescatar el pensamiento de José Ramón López y Francisco Moscoso Puello.

La visión pesimista se extiende cuando se tiene que, de manera voluntaria y sin que medien los métodos del Banco Mundial, el 41 % de los dominicanos declara estar ubicado en el segmento de los pobres. Por supuesto, este posicionamiento parece ser un caldo de cultivo para dos ejercicios que los políticos explotan con resultados en su caudal de votos.

Se trata del clientelismo y el cohecho, de los que son testigos el 53 % de la población, que afirma haber visto a algún político repartir regalos en momentos de campaña para influenciar el voto por medio de favores. El segundo elemento está en la cobija que representa la ayuda social.

De acuerdo con Latinobarómetro, un 29 % de la población recibe diferentes tipos de asistencia de parte del Gobierno, lo que sitúa a la República Dominicana a la cabeza de este renglón entre los países de la región.

A pesar de los pesares y de los densos nubarrones sobre la economía personal de los dominicanos en el presente, el 63 % ve con optimismo su situación económica futura, ocupando el país la posición número uno en este indicador.

En medio de estas contradicciones y de tanta pobreza arraigada en la psique y en la realidad de la gente, probablemente no sólo se necesite cambiar el modelo económico del país, creando políticas inclusivas, sino también ofrecer acompañamiento sicológico a los agentes económicos.

63 por ciento entiende en RD que su situación económica mejorará.

Autodefinición de su clase socioeconómica

Los dominicanos, que están entre los que sus respuestas los colocan en la cresta del pesimismo, duplican la media de América Latina entre los que se consideran ser parte de la clase social alta.

El 15 por ciento de los consultados dicen ser de clase alta, solo superados por Guatemala, con el 21 por ciento, y Honduras, con el 20 por ciento, cuando la media de América Latina es 9 por ciento.

Al considerarse clase media están justo en el promedio de la región con un 42 por ciento y por debajo cuando se trata de considerarse clase baja, al alcanzar el 41 por ciento cuando la media de América Latina es del 45 por ciento.



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