La cuestión de la supresión de visado para los dominicanos ha sido un tema recurrente y complicado. Países como Chile, Argentina y Guatemala, después de haber concertado acuerdos de supresión de visado con la República Dominicana, han tenido que restablecer el requisito debido a un incremento en la inmigración irregular de dominicanos.
Estos acuerdos, que inicialmente se presentan como una oportunidad para facilitar el turismo y los negocios, terminan siendo aprovechados por aquellos que buscan mejorar sus condiciones de vida en otro país por razones esencialmente económicas.
Actualmente, los dominicanos pueden viajar a siete países sin necesidad de visado: Brasil, Nueva Zelanda, Marruecos, Japón, Suiza y Noruega, aunque cuando se consulta digitalmente aparecen 72. Sin embargo, no tengo claro si estos acuerdos son de carácter bilateral o si existen otras condiciones específicas.
Es oportuno observar que durante el reciente proceso electoral se conoció el dato de que el número de dominicanos que ha emigrado al exterior se acerca a los 4 millones, una cifra realmente alta para un país expuesto a riesgos migratorios internos y que registra una creciente despoblación en comunidades fronterizas.
El caso más reciente de eliminación de visado ocurrió con Guatemala. Este país centroamericano, que sirve como un punto estratégico para los viajeros indocumentados que buscan llegar a los Estados Unidos, vio un aumento en el número de dominicanos abordando vuelos hacia su capital tras la supresión del visado.
Esto benefició inicialmente a una aerolínea local que había establecido recientemente una conexión aérea con Guatemala. No obstante, al percatarse de que muchos de estos viajeros estaban utilizando Guatemala como un punto de tránsito hacia Estados Unidos, las autoridades guatemaltecas denunciaron el acuerdo y restablecieron el visado para los dominicanos.
Situaciones similares se han dado con Chile y Argentina, donde numerosos dominicanos aprovecharon la supresión del visado para quedarse irregularmente en estos países. En respuesta, los gobiernos de estas naciones sudamericanas también cancelaron los acuerdos y volvieron a exigir visado para los dominicanos.
Una encuesta de meses atrás revela que un alto porcentaje de jóvenes dominicanos estarían dispuestos a emigrar si se les presenta la oportunidad, lo cual es contradictorio con la situación de crecimiento y estabilidad económica que exhibe el país.
La República Dominicana ha mantenido un crecimiento económico promedio anual superior al 5% y ha visto una reducción en la tasa de desempleo y pobreza según datos del Banco Central y el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo.
A pesar de estos indicadores positivos, la inclinación de los dominicanos a buscar oportunidades en el extranjero sigue siendo fuerte, incluso arriesgando sus vidas en frágiles embarcaciones.
En este contexto, el presidente Luis Abinader ha propuesto, durante su reciente gira por Europa, acuerdos de supresión de visado con países como Italia y Portugal, sin observar que una medida de este alcance no depende exclusivamente de estos gobiernos por ser parte de un bloque de naciones que como la Unión Europea toma sus decisiones de conjunto y con previo consenso.
No parece cómodo para el Presidente Abinader plantear este tipo de acuerdo, dado que ha enfatizado las mejoras en el combate a la pobreza, la creación de empleos y el mejoramiento de los niveles de vida en la República Dominicana, razones para suponer que sus gobernados no tendrían un interés marcado en emigrar y, por el contrario, estarían más interesados en aprovechar las oportunidades que les brinda su nación.
El acuerdo propuesto con Italia, denominado «movilidad profesional», permitiría a profesionales dominicanos emigrar a Italia para ocupar vacantes en puestos donde falta mano de obra especializada.
Si bien este acuerdo podría ser visto como una oportunidad para los profesionales dominicanos, también podría generar una «fuga de cerebros» organizada, lo que chocaría con las necesidades del mercado laboral local, que requiere de personal cualificado.
En cuanto a Portugal, se cuenta que estuvo de acuerdo con una supresión, sin especificar si estaría dispuesto a llevar la propuesta a Bruselas, sede de las oficinas de la Unión Europea, escenario en el que debería debatirse la solicitud para encontrar la opinión de los otros 26 países restantes que forman parte del bloque.