La indiferencia ciudadana frente a los grandes problemas nacionales es preocupante.
La apatía desemboca en una sociedad sin soluciones y sin futuro. Esta falta de interés es motivada, entre otras causas, por la falta de confianza en los remedios a través de los políticos.
Los partidos políticos, instrumentos fundamentales de la democracia, que deben liderar el desarrollo de la ciencia política para mejorar la sociedad en general y deben diseñar, canalizar, concertar y procurar el apoyo a determinados programas, leyes, intereses y valores, en la práctica del poder, se han convertido, en instrumentos al servicio del enriquecimiento personal, sin consecuencia alguna.
Sólo con algunas luces, casi apagadas, una vez han llegado al poder han dado la espalda al mandato recibido.
Frente a ese panorama desolador, han surgido últimamente movimientos alrededor de la idea-fuerza de que la solución de nuestros problemas no está sólo en manos del poder político, sino en la sociedad civil, movilizada, articulada y consciente. El caso de los Haitises y el del 4% para educación son ejemplos de ello.
Si nos catalogan de borregos, porque pedimos lo que manda una ley y lo necesario para salir de nuestro atraso, podemos darles algunos sinónimos para que también nos califiquen como tales.
Sí, somos acoñaos, cretinos, imbéciles, estúpidos, mamones, añemaos, bestias, asnos, pedazos de alcornoques, babiecas, bobalicones, bobos, burros, pendejos, retrasados, tarados, tipejos, tontos, zánganos y animales, que seguimos eligiendo con la esperanza de mejorar.
Es poco lo que queremos: un mejor país. Los demás que sean inteligentes, listos, capaces, perspicaces, espabilados, despiertos, astutos, agudos, lúcidos, avispados, instruidos, versados y sobre todo muy vivos. Sólo queremos que se cumpla la Constitución y la ley, las mismas promovidas y aprobadas por los ingeniosos y sabelotodo.
Es preferible no tener carácter y ser mansos corderitos, a claudicar en el compromiso por un mejor país, que es lo único que reclamamos los estúpidos.
Mañana modificarán la ley y hasta la Constitución y ahí estaremos de nuevo los zopencos, reclamando mayor presupuesto para educación, protección al medio ambiente, transparencia e integridad. Que no les quepa la menor duda. ¡Entre borregos nos vemos!