La selección de México
Desde hace tiempo observo los vaivenes de la selección de fútbol de México. Por ese entorno y en los medios en lengua hispana de EU, han querido otorgarle una solvencia que no tiene. Cuando en una competición, digamos un mundial, llegan a cuartos de final, sus críticos le imponen la obligación de vencer a los grandes, olvidando que su fútbol es de segundo nivel. Persisten en un chovinismo atrasado y rechazan la inclusión de jugadores naturalizados o que un extranjero asuma como DT. Esto se reflejó en el argentino Ricardo Lavolpe, el que más éxitos logró en el pasado reciente, pero entre Hugo Sánchez y los críticos lo hicieron saltar. El ex Hugol, atrapado en las contradicciones de su lengua y sus hechos, se erigió en el sustituto obligado de Lavolpe. Lo complacieron y su fracaso fue de estruendo. El sustituto fue el sueco Sven Goran Ericsson (gran error aceptar), pero todo lo que hacía era rechazado y con la insolvencia de los jugadores mexicanos, también sucumbió. Apelaron como seleccionador a El Vasco Aguirre, el de más prestigio entre sus pares aztecas, luego de su paso por el fútbol español. Y en su primer compromiso perdió 1-2 ante El Salvador, uno de los menospreciados.