Enfoque médico y ético de las tres causales

Enfoque médico y ético de las tres causales

Enfoque médico y ético de las tres causales

Todo aborto provocado, legal o ilegalmente, es un homicidio con agravantes. Archivo

El debate sobre la despenalización del aborto vuelve otra vez a discusión en el Congreso Nacional bajo las tres causales: cuando está en riesgo la vida de la madre, por inviabilidad del feto y cuando el embarazo ha sido producto de una violación.

Los que promueven el aborto, sin ningún criterio basado en la ciencia moderna, señalan cláusulas burocráticas para salvar ciertas apariencias de seriedad y encubrir ante la opinión pública y la conciencia de la mujer que desea abortar, la verdadera realidad de lo que es y lleva consigo el aborto.

Afortunadamente, ya nadie pone en dudas que los más recientes avances de la Citología, la Genética y de la Biología Molecular han puesto de manifiesto que el comienzo de la vida humana ocurre en la concepción, es decir, cuando el óvulo de una mujer es fecundado por el espermatozoide de un hombre.

Sin embargo, uno de los factores más citados para justificar la despenalización del aborto es cuando se hace referencia a embarazos que ponen en riesgo la vida de la madre.

Actualidad legal
Actualmente la ciencia médica garantiza que prácticamente no hay circunstancias en las cuales se deba optar entre la vida de la madre o la del hijo. Ese conflicto pertenece a la historia de la obstetricia.

Cuando una mujer embarazada, por alguna razón, vinculada o no a un embarazo, está en peligro vital y requiere de un tratamiento médico, no hay ningún motivo para prohibir que se someta a él, a pesar de que, como efecto secundario y no buscado, ni como fin ni como medio, se produzca la muerte del niño que lleva en su vientre.

Cuando el médico actúa de esta manera no realiza ninguna acción penalizada por la moral ni por la ley.

Por eso aseguramos con firmeza que existe una dolosa manipulación de relacionar un falso incremento de muertes maternas con la penalización de todo tipo de aborto.
La mayoría de las muertes maternas en el país están vinculadas a Pre-Eclampsia, Eclampsia Severa y Shock Séptico.

Estas complicaciones no se previenen matando al niño no nacido en las primeras semanas de gestación. Son urgencias obstétricas que se presentan inexorablemente y con mayor frecuencia en el segundo trimestre del embarazo en un número reducido de pacientes.

Su manejo apropiado se encuentra muy bien definido en los Protocolos oficiales del Ministerio de Salud Pública, los cuales se han estado utilizando en los hospitales públicos de nuestro país desde hace muchos años.

Falso postulado
Por otro lado, se plantea también el aborto cuando existen evidencias de que el embrión o feto sufre malformaciones o anomalías congénitas incompatibles con la vida. Se basa en el falso postulado de que solamente los “sanos» son quienes deben establecer el criterio de cuándo una vida vale o no. Con ese criterio tendríamos motivos suficientes para matar a los minusválidos ya nacidos.

Sin embargo, científicamente, las pruebas prenatales no tienen seguridad del 100 % para determinar malformaciones o defectos. Por ejemplo, en el caso de la rubeola, se ha encontrado que sólo el 16.5 % de los bebitos tendrían defectos. Esto quiere decir que el aborto por causa de la rubeola matará a 5 criaturas perfectamente sanas por cada bebé afectado.

En el caso de los anencefálicos, los que tienen gastrosquisis o los que padecen del Síndrome de la Banda Amniótica, se ha logrado que a través de los adelantos en las unidades de cuidados intensivos neonatal y de la cirugía pediátrica, logren algunos la curación de sus dolencias, y otros poder sobrevivir durante meses o años.

Esto se ha podido lograr también en los casos de las cardiopatías congénitas, muchas de ellas consideradas hace pocos años incompatibles con la vida y hoy día pueden ser corregidas, gracias a los adelantos en la cirugía cardiovascular.

Los embarazos que siguen a una violación, son extremadamente raros. En Estados Unidos, donde existen estadísticas confiables y donde la violación es un serio problema, se reporta que aproximadamente el 0.6 % de las víctimas quedan embarazadas.

Es claro que la violación es una espantosa agresión que sufre la mujer, pero presentar el aborto como una «solución» es como decir que un veneno hay que combatirlo aplicando otro.

El aborto no puede ni va a quitar ningún dolor físico o psicológico producido en una violación. Al contrario, le va a agregar las complicaciones físicas y psíquicas que ya el aborto tiene de por sí.

En todo tipo de aborto existe además para la madre el riesgo de: muerte, perforación del útero, desgarros cervicales, placenta previa, recién nacidos discapacitados en posteriores embarazos, embarazo ectópico, afección inflamatoria pélvica, endometritis, mayor predisposición a cáncer de mama, cáncer de ovarios y cervical y riesgos añadidos para las mujeres con múltiples abortos.

Homicidio
Mucho más significativo es también el alto riesgo de alteraciones psíquicas que aparecen en la persona que ha abortado, en último término, por la intuición humana de que se ha realizado un crimen contra la vida de un inocente indefenso, algo que jamás puede justificarse.

Todo aborto provocado, legal o ilegalmente es un homicidio con agravantes, porque lo que realmente se destruye es un ser humano en los albores de su vida.

Con agravantes, porque se trata de un ser humano inocente e indefenso contra sus injustos agresores. Además, porque con las prácticas abortivas se pervierten las funciones naturales de la maternidad humana.

Dr. Freddy Contín
Médico Pediatra- Neonatólogo

—Perfil
Médico especialista en Pediatría con maestría en Neonatología y Cuidado Intensivo Neonatal en el Hospital Universitario Vall D’ Hebrón, Universidad Autónoma de Barcelona, España. El Dr. Contín ha realizado estudios complementarios.



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