¿Cómo anda la psiquiatría en nuestro país? Tengo que hacer la pregunta, pues, poseo ante mí datos significativos y recuerdos un poco desagradables de años anteriores en relación al trato de los pacientes con enfermedades mentales. Fue una relación de vocabulario: todo el que pasaba por una instalación psiquiátrica era un “loco”, y quizás para siempre. Por eso, hubo una época en que la psiquiatría creyó era mejor vacunar contra la “locura”.
Pero, los tiempos han cambiado; existe, hoy, el diálogo con el enfermo mental. En esta relación todos somos conscientes.
Así lo cree el profesor José Mieses Michel, un consagrado médico-psiquiatra dedicado al trabajo de la salud mental; él ha vuelto con sus nuevas andadas de gestor de la Fundación en Apoyo a la Enfermedad Grave (Fundapem, promoviendo el respeto de los derechos sanitarios y civiles de este colectivo, y la formación de clubes psicosociales para cuando los haya en los Centros Comunitarios de Salud Mental, estos se vinculen a las Unidades de Atención Primaria.
Han pasado más de 30 años desde la Declaración de Caracas sobre Salud Mental (1990), cuyo principal aporte enfatizó en los derechos humanos de las personas con trastornos mentales, en la importancia de la atención comunitaria en lugar del confinamiento institucional.
La asimilación de que el paciente que padece una enfermedad mental grave retorne a la comunidad, en realidad, es la evolución de ciertos movimientos científicos que tuvieron lugar en la psiquiatría, tales como la `Psiquiatría democrática`, de Francesco Loris Malagodi y liderada por Franco Basaglia (Ley Basaglia, 1978); la `Coordinadora psiquiátrica` (España, 1971), que también abogó por el cierre y la desinstitucionalización de los pacientes psiquiátricos, cerrando los grandes hospitales psiquiátricos y promoviendo el tratamiento en la comunidad.
En definitiva, se opusieron a modelos de instituciones cerradas, con condiciones de vida inhumanas en los hospitales psiquiátricos y un enfoque “paternalista y autoritario”, en el tratamiento de las personas con enfermedades mentales. Según ellos, eran “modelos que estaban muy alejados de la idea de una atención centrada en los derechos humanos y la dignidad de los pacientes”.
Como primer aspecto relevante de su libro `Un nuevo modelo de atención a personas con enfermedad mental graves en la República Dominicana` (2024), nuestro patrocinado reconoce en el paradigma biopsicosocial de la salud mental, que representa un programa de atención comunitaria integral, la razón de servicio del sistema nacional, a través de los Centros de Salud, en los que debe haber continuidad.
Así se crea un vínculo de 24 horas entre el equipo de los centros y los habitantes afectados de su salud mental. Resalta el papel de las enfermeras y la familia como recursos terapéuticos, en un ambiente de comprensión y tolerancia.
“La rehabilitación psicosocial tiene por objetivos la recuperación de las funciones social y laboral de estas personas”; “un programa de vivienda desde protegida hasta que le permita hacerlo de manera independiente” –nos dice. Finalmente se presentan los instrumentos legales, nacionales e internacionales, para hacer posible este nuevo modelo de atención a personas con enfermedad mental grave.