En el rumbo correcto

En el rumbo correcto

En el rumbo correcto

Rafael Chaljub Mejìa

La precandidata presidencial María Teresa Cabrera ha reiterado el llamado a luchar por un cambio de época en nuestro país. Recientemente, a la pregunta de los periodistas del significado político de esa idea, la compañera ofreció una respuesta que por su lucidez bien merece destacarse.

Un cambio de época, dijo, significa cumplir los objetivos esenciales del Programa Mínimo que trajeron los expedicionarios de junio de 1959, entre los cuales hay uno de candente actualidad: la adopción de una nueva Constitución, elaborada por una Constituyente electa por votación popular.

Un cambio de época, agregó, es lograr las demandas democráticas por los cuales se lanzó el pueblo a las calles tras el ajusticiamiento de Trujillo en 1961. Pudo producirse en aquel momento histórico, señala la compañera, pero lo impidió el golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963 contra el gobierno y el ensayo democrático del profesor Juan Bosch.

Significa el cambio del régimen político caracterizado por la concentración de la riqueza material, el monopolio del poder político y el poder de decisión en pocas manos, mientras margina y excluye a las mayorías.

Se trata entonces, de construir democracia que garantice el disfrute justo de las riquezas generadas socialmente y el ejercicio de derechos democráticos. Modificar los rasgos esenciales del orden prevaleciente bajo el trujillismo y que aún hoy, mantiene esencialmente su vigencia.

Sin desperdicios. Pocas veces alguien del campo democrático y progresista se aparta del inmediatismo y la estridencia, para hacer una declaración de tanta sustancia, tanta calidad y tanto alcance.

Reconocimiento de que aquí hay una transición pendiente históricamente, una democratización del régimen político y estatal indispensable para que la democracia tenga un sentido de pueblo, y el poder de decisión se torne colectivo como también colectivo debe ser el disfrute de los beneficios del crecimiento económico que nunca se refleja con justicia en sus principales creadores, los trabajadores y el pueblo.

El pronunciamiento resume una orientación, ofrece el marco y traza el rumbo para unir fuerzas progresistas en base a un programa político para la acción política y con él como bandera, intervenir en la próxima campaña electoral, con algo que vaya más allá de la mera crítica sin propuestas objetivas.

Para que, desde una actitud opositora, independiente, alternativa, se denuncien los rasgos esenciales de un sistema caduco y se redoble la lucha democrática por lo que, con mucho acierto, la compañera María Teresa llama un cambio de época.



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