En busca de la verdad historica

En busca de la verdad historica

En busca de la verdad historica

Rafael Molina Morillo, director de El Día

La afirmación de que la famosa batalla del 30 de marzo de 1844 no fue tal, sino una simple escaramuza, como afirmó el periodista Ubi Rivas en carta a esta columna, encontró pronta respuesta de parte del historiador Juan Daniel Balcácer, el día 5 de este mes.

Como una contribución al establecimiento de la verdad histórica, reproduzco a continuación la correspondencia de Juan Daniel:

“Cortésmente me refiero a una misiva que le dirigió el mutuo y apreciado amigo, el reconocido periodista Ubi Rivas, reproducida en su columna ‘Mis buenos días’, en cuyo contenido se afirma que el 30 de marzo de 1844, en la entonces villa de Santiago, ‘no se verificó batalla alguna’ entre parte del incipiente ejército dominicano y las tropas haitianas comandadas por el general Jean Louis Pierrot.

“Ubi Rivas considera que al hablarse de batalla del 30 de marzo de 1844 se incurre en una suerte de ‘adulteración histórica’.

Con el respeto que le dispenso a Ubi, quien además es meticuloso analista de nuestro pasado y presente, soy de opinión que en el caso que nos ocupa inadvertidamente soslayó el hecho de que fue el propio general José María Imbert, principal héroe militar de esa contienda, quien, el 5 de abril de 1844, remitió un parte militar a la Junta Central Gubernativa ofreciendo información y pormenores acerca de la resonante victoria obtenida por los santiagueses ese memorable día, según puede constatarse en la obra “Guerra dominico-haitiana” (1957), del historiador Emilio Rodríguez Demorizi.

“Además del parte militar preparado por Imbert, y de una carta que entonces escribió para el general Pierrot, existen otros invaluables testimonios de actores directos en la batalla, en cuyos preparativos se destacó el general Ramón Matías Mella, a la sazón Gobernador del Distrito de Santiago y postreramente declarado como uno de los Padres de la Patria.

Es cierto lo del ardid utilizado para confundir a Pierrot, haciéndole creer que el presidente Charles Herard había muerto en Azua, cosa que motivó que el enemigo se retirara ‘con el mayor desorden’; pero, a mi entender, más peso que esa estratagema tuvo el rumor que entonces circuló entre los invasores, y al que temieron como el Diablo a la Cruz, en el sentido de que los generales Villanueva, de Puerto Plata, y Francisco Caba, de la Sierra, ‘venían por detrás para atacarlos’.

En su informe, el general Imbert consignó que ‘el combate había principiado a las 12 y siguió hasta las 5 de la tarde…’

“La batalla de Santiago, a la que los textos de historia patria se refieren como “la batalla del 30 de marzo de 1844”, fue una de las efemérides militares más trascendentales de la guerra dominico-haitiana, que discurrió desde 1844 hasta 1856.

“Con el testimonio de mi invariable admiración y deferencia, le saluda,
Juan Daniel Balcácer”.



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