Bloomberg News.-Comprar vino es como comprar obras de arte, salvo que deba consumir una parte mientras lo disfruta.
Elija, por ende, lo que le gusta. Los únicos vinos que realmente valen la pena coleccionar son aquellos que le gusta beber. ¿Potencial de inversión? Recuerde que el vino no es líquido (el juego de palabras es involuntario) como las acciones, y que no existen garantías de que los precios de sus botellas subirán a niveles que le permitirán jactarse cuando quiera venderlos.
Compre una botella y pruébela antes de comprar la caja. Pero no le recomiendo que compre más de dos cajas de un vino. ¿Por qué?
Los gustos de los coleccionistas evolucionan.
He visto a fanáticos del cabernet liquidando una caja tras otra en una subasta para poder dedicarse a su nueva pasión, el Borgoña.
No tiene sentido guardar vinos finos reposando en una coqueta estantería en la cocina.
Por desgracia, he observado demasiados tintos costosos exhibidos como decoración y destruidos gradualmente porque la temperatura era demasiado alto o porque la baja humedad secó los corchos.
Invierta en una unidad con control de temperatura, lleve un inventario de lo que compra y no se olvide de enumerar todo en su seguro por si se produce una falla eléctrica.