El reajuste del salario no es un regalo

El reajuste del salario no es un regalo

El reajuste del salario no es un regalo

Definitivamente en el país habrá un ajuste significativo de salarios.
Será este año. O sea, entre este mes y diciembre, tal como lo planteó el ministro de Trabajo y presidente del Consejo Nacional de la Seguridad Social.

En la base de los aprestos para este sorpresivo incremento salarial están los acuerdos que se logren con los empleadores, trabajadores y con el Gobierno. Si hay acuerdo —y todo indica que lo habrá—, entonces sí tendremos, este año, un ajuste significativo de salarios.

No se trata de un regalo. El ministro de trabajo dijo: “El salario mínimo de hoy no cubre la canasta básica, entonces yo creo que debemos construir un acuerdo con efectos inmediatos, a mediano y largo plazo para construir la ruta para que los salarios mínimos puedan lograr ser competitivos en cuanto a la adquisición de la canasta básica familiar”.

Habría que agregar que no solo de pan viven los asalariados. También los que trabajan, padres y madres de familia, tienen que pagar renta de casa, impuestos, medicina, transporte, escuela, estudios universitarios y, con lo poco que sobra de ese sueldo, tienen que invertirlo en alguna forma de diversión sana.

El presidente Abinader, con anterioridad, ya autorizó un aumento de 3,500 pesos a los guardias que están clavados en el duro servicio de vigilancia en la frontera con Haití.

No todo es halagüeño. Hay un pero. Todavía ninguna autoridad del Gobierno habla de los altos precios de los combustibles. En este trimestre también debe producirse un reajuste en la venta de los carburantes, fruto de la baja de los precios del barril de petróleo en el mercado global.

Los efectos de esas tres disposiciones combinadas —mejores sueldos en todo el país, que incluye mayor dignidad a los guardias de la frontera y el reajuste de los precios de la gasolina y el gasoil— deberán incidir en toda la economía del país. Adelante. Pasemos de las promesas a los hechos.



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