- Publicidad -

El primer hábito: tener un propósito claro

Cuando preguntas a un grupo de personas cuál es su propósito en la vida, la mayoría duda, balbucea o cambia de tema. Pocos pueden responder con convicción. Pero quien tiene un propósito definido posee algo más que una meta: tiene dirección. El propósito es un faro que permanece encendido incluso cuando el camino cambia. No se trata de una frase bonita, sino de una decisión interior, de esas que se toman una vez y se revisan todos los días.

Steve Jobs lo entendió temprano. Su propósito no era solo construir computadoras, sino crear herramientas que amplificaran la mente humana. Esa claridad lo ayudó a persistir cuando lo expulsaron de Apple y al regresar años después para transformar la historia de la tecnología. Jobs sabía que los productos podían cambiar, pero su propósito —empoderar la creatividad humana— seguía intacto.

Otro ejemplo es el de Muhammad Yunus, fundador del Grameen Bank y ganador del Premio Nobel de la Paz. Su propósito no fue hacerse banquero, sino erradicar la pobreza mediante el acceso al crédito para los más pobres. A partir de esa visión, creó el modelo de microfinanzas que inspiró a todo el mundo. Su propósito era más grande que él mismo, y eso le dio la fuerza para desafiar las estructuras económicas de su tiempo.

Definir un propósito no garantiza que el camino sea fácil, pero sí que tenga sentido. Cuando el propósito es claro, las decisiones se vuelven más simples: cada paso, cada proyecto o cada relación puede evaluarse con una sola pregunta —¿me acerca o me aleja de mi propósito?—.

Así que este fin de semana, tómate unos minutos para escribirlo. No necesitas tener todas las respuestas, solo la honestidad de plantearte la pregunta. A veces, cuando somos jóvenes, nuestros propósitos son provisionales, pero incluso esos sirven como brújula temporal para avanzar. Lo importante es tener una dirección y mantenerla viva.

Tu propósito es la primera decisión que realmente transforma tu vida. Todo lo demás —éxito, dinero o reconocimiento— es consecuencia.

*Por Luis de Jesús Rodríguez

Etiquetas

Artículos Relacionados