En los últimos 15 días dos tortugas han sido rescatadas en alta mar enredadas en mallas, tiradas como desperdicio.
Nuestros océanos no son vertederos y quienes los usan como tales hacen un gran daño al ecosistema.

Estas tortugas rescatadas, una por un atleta olímpico y otra por agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas, quedan a expensas de depredadores, sufren, reducen su capacidad de moverse y hasta pueden llegar a morir, todo por culpa de humanos inconscientes.

Hemos visto también imágenes de animales marinos con basura en orificios, las aletas obstruidas y otras situaciones que les afectan.

Como habitantes de una isla que vive del turismo estamos llamados a ser más amigables con el mar y todos los recursos naturales.

El caso de estas dos tortugas es solo un llamado de atención para que cambiemos nuestros hábitos.