La pasada semana, el Círculo Deportivo de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional cumplió medio siglo realizando estos juegos, que para muchos es el evento de mayor organización que se celebra en el país.

Pero los mismos, como todo en la vida, tienen sus pros y sus contras, aunque casi nadie se atreve a decirlo públicamente.

El Círculo Deportivo, que nadie lo ponga en duda, ha sido históricamente el resguardo económico de subsistencia para miles de atletas que no encuentran protección ni siquiera en sus propias federaciones, a pesar de que la mayoría posee grandes condiciones.

Hoy observamos a una gran cantidad de atletas que en época fueron parte de diferentes selecciones, con altos rangos en las filas militares y policiales.

Hasta ahí todo es color de rosa, porque en cualquier parte del mundo es un orgullo ser parte de los cuerpos armados.

Sin embargo, el verdadero y primordial objetivo del Círculo Deportivo militar debía ser la formación de atletas.
Y lo que en realidad ha venido haciendo en todos estos años es captar atletas de primer nivel que ya pertenecen a selecciones nacionales.

Es así, como al igual que las organizaciones de Grandes Ligas, las diferentes instituciones de las Fuerzas Armadas y la Policía salen a captar deportistas, los cuales asimilan para darles mayor fortaleza a sus juegos internos, en los que se suscita una tremenda rivalidad.

Creo que el objetivo debe ser formar y desarrollar atletas, lo demás es “puro aguaje”.