Durante el Ángelus de este domingo, el papa León XIV expresó su “profundo dolor” por el ataque ocurrido en Nigeria y lanzó un llamamiento urgente para la liberación inmediata de los estudiantes y profesores secuestrados en la Escuela Secundaria Católica St. Mary’s. En el asalto, perpetrado por un grupo armado en la localidad de Papiri, al menos 303 alumnos y 12 docentes fueron raptados, según informaron las autoridades.
Ante los fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el pontífice afirmó haber recibido la noticia con “inmensa tristeza” y transmitió un mensaje de consuelo a las familias afectadas. Pidió, además, que se adopten medidas inmediatas para garantizar el retorno seguro de los rehenes, al tiempo que solicitó oraciones para que “las iglesias y las escuelas sigan siendo lugares de seguridad y esperanza”.
El ataque, registrado a las 2:00 de la madrugada del pasado viernes, se suma a una serie de secuestros recientes en distintas regiones de Nigeria. En los días previos, 25 alumnas fueron raptadas en el estado de Kebbi y 38 feligreses, incluido su pastor, fueron secuestrados en un templo del estado de Kwara, donde dos personas fallecieron durante el asalto. La Asociación Cristiana de Nigeria confirmó que, tras el recuento oficial, el número total de personas secuestradas en Papiri asciende a 315.
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Ante el aumento de la violencia contra centros educativos y religiosos, el Gobierno nigeriano ordenó el cierre temporal de 41 internados en varios estados del país, considerados especialmente vulnerables. Mientras tanto, se han desplegado unidades tácticas, fuerzas militares y organismos de seguridad en la zona para localizar a los rehenes.
La Unión Africana condenó enérgicamente estos ataques y alertó de las graves amenazas que representan el terrorismo, el extremismo violento y el bandidaje en el país. Su presidente, Mahmoud Ali Youssouf, instó a activar mecanismos de rendición de cuentas y recordó los riesgos que afrontan miles de niños africanos, víctimas de secuestros, reclutamiento forzoso y otras violaciones graves de sus derechos.
La inseguridad en Nigeria se ha visto agravada por la actividad de bandas armadas dedicadas a secuestros con fines de extorsión, así como por la presencia de grupos yihadistas como Boko Haram y el Estado Islámico en África Occidental. UNICEF informó recientemente que solo un 37 % de los colegios en los estados más afectados por la violencia dispone de sistemas de alerta temprana.
Estos incidentes evocan secuestros masivos anteriores, como el rapto de las 276 niñas de Chibok en 2014, de las que aún 91 permanecen desaparecidas. La comunidad internacional ha manifestado su preocupación y ha pedido redoblar los esfuerzos de cooperación para proteger a los menores y poner fin a esta ola de ataques.