*Por J. Alexander Pérez
Estados Unidos, Reino Unido y Australia han sorprendido al mundo con la firma de un pacto de cooperación estratégica en el Mar Meridional de China, lo que ha despertado las alarmas sobre el nuevo ajedrez político frente a la expansión del gigante asiático.
En junio del 2019 durante una cumbre en San Petersburgo, de los presidentes de China y Rusia, Xi Jinping y Vladimir Putin, fortalecieron las relaciones bilaterales y acordaron reforzar la cooperación entre las dos naciones.
Cuando se produjo la salida de EE.UU. de Afganistán y los talibanes asumieron el poder, explique que eso realmente no sorprendió a la administración Biden, porque tenía 10 años en la región y por lo tanto, están conscientes del equilibrio político del lugar, lo que indica que la prisa fue estratégica a sus intereses.
Hace algunos años que el Coloso del Norte se viene quitando de encima todos los pequeños conflictos que desvían su atención, como eran Irak, Afganistán, Colombia, y buscando la forma de que sus países satélites (como el caso RD) respeten las reglas del juego político para evitar fricciones que puedan desestabilizar la paz y obligarlos a ellos a desviar su atención de los intereses primarios.
El pacto Aukus, que lleva su nombre por Australia, Reino Unido (Kingdom) y USA, en realidad tiene como objetivo consolidar el poder de Washington sobre el Indopacífico, que se ha constituido en el eje fundamental, con el 30 por ciento del comercio mundial con China y la India, que son los dos países con mayor población, y que junto a Indonesia suman más de la mitad. Además, en ese vecindario también están Japón, Corea, Vietnam, Arabia Saudita, Irán, Malasia, Filipinas y otros.
Estamos hablando que la segunda y tercera economía global, China y Japón se encuentran en esta franja, y La India que para el 2030 se proyecta como la tercera o cuarta.
China en su objetivo estratégico ha declarado como parte de su territorio la totalidad del Mar Meridional, incluso han levantado ciudades completas, aeropuertos, islas artificiales turísticas y militares.
Esos territorios están en disputa con países como Filipinas, Vietnam, Taiwán, Malasia y Brunéi.
Bajo la administración de Xi Jinping, la nación asiática ha venido incrementando el gasto militar en forma importante, principalmente en la fuerza aérea y marítima, lo que ha provocado que algunos de sus vecinos como Japón, Taiwán y otros le acusen de complicar las tensiones en la zona del Indopacífico.
Pese a que Australia asegura que entre sus objetivos no está el desarrollo de armas nucleares, porque es miembro del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), ha roto un acuerdo con Francia para adquirir 12 submarinos, para su armada, valorados en miles de millones de dólares, que el gobierno y la prensa galo han definido como “una puñalada por la espalda”.
No obstante, es doméstica la reacción del presidente francés Enmanuel Macrón a la extinción del acuerdo con el conglomerado Naval Group; una forma de quedar bien con su pueblo ante el golpe que le han asestado, porque no tienen cabida en una disputa como la planteada entre EE.UU. y China en el Indopacífico.
En más de 50 años los estadounidenses solo han arriesgado su tecnología de los submarinos con Londres, porque son los más ligeros e imperceptibles de los que surcan los océanos, ahora la compartirá con Australia, y asegura: “no tendrán armas nucleares, sino que estarán convencionalmente armados, y potenciados por reactores nucleares”, un triste juego de palabras.
Estados Unidos justifica su presencia en el Indopacífico bajo el argumento de que “defiende la libertad de navegación”, pero en realidad lo que está en juego en esa franja del planeta es el futuro del comercio, y por ende de la economía mundial, que además, tiene importantes yacimientos de gas natural.
@alexandrperez