El Oficial

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El Oficial

Impecablemente ataviado de traje de seda gris oficial y lustrosos zapatos negros, este caballero de porte rígido aunque de rostro agradable, se acercó a mí mientras yo permanecía sentado en una de las banquetas de la plaza comercial. Cavilaba mi mente sobre la trascendencia del paso que habían dado los ejecutivos de la institución donde laboro, los cuales decidieron adquirir una edificación que sería a partir de entonces la nueva sede de la entidad.

Pensé para sí que un edificio nuevo equivale a nuevos planes, nuevos impulsos y nuevas metas.

-“Te observo meditabundo, pero reconforta saber que lleva en tu rostro una ligera sonrisa de satisfacción”, soltó de sopetón El Oficial mientras se aproximaba a mí, y apuntó:

 -“Parece que algo bueno circula por tu mente en demasía en estos momentos”.

Le expliqué lo del edificio. No sé por qué razón lo hice, no tenía que decirle nada, todo surgió espontáneamente, en ese instante, apenas comencé a conocerle.  No hubo reparo para iniciar una amena y casi interminable conversación. Era locuaz, una persona capaz de entablar una amplia y profunda conversación sobre temas inverosímiles.

Las ruedas de las palabras se pusieron en marcha, comenzaron su trajinar y no había manera de detenerlas. La plática se tornó cada vez más apremiante y fluía cálida. Parecíamos dos conocidos que se reencontraron en aquel lugar y de manera efusiva recordaban viejos tiempos de la vida que se remontaban a la niñez.

Hablé con este desconocido oficial con detalles del traslado de la institución a la nueva edificación, de mis planes de instalarme en una oficina nueva, espaciosa y confortable. No tenía que hacerlo, pero su sola presencia invoca a la expresividad, la cual era correspondida con elocuentes frases de felicitaciones.

En el ínterin El Oficial me invitó a que le acompañe a dar la vuelta a la manzana donde está ubicada la plaza. La gente transitaba de una tienda para otra, visitaba los bancos, se detenía en las cafeterías, en los restaurantes, las heladerías y se detenía, entre paseo y paseo, a observar los escaparates que exhiben los nuevos atuendos: vestidos, pantalones, zapatos, prendas y otros atractivos.

Vamos a caminar-me dijo. –Y así seguimos conversando-, acotó. Atiné de inmediato y decidimos salir a transitar mientras dialogamos. Recorrimos por los alrededores de la amplia cuadra que cubría el área de la plaza.

-¿Te gusta la geopolítica?- preguntó. Respondí que sí. Realmente vivía atento a todos los acontecimientos de la geopolítica ocurridos en torno a las grandes potencias mundiales. Los avatares de la Federación de Rusia, China, Estados Unidos, los países de la Unión Europea, las naciones árabes y otras zonas del universo.

-“El mundo está en una ebullición peligrosa”-, apuntó con un dejo de preocupación. –“Se está gestando en estos momentos un reajuste de fuerzas entre las grandes potencias. La consecuencia de esto podría ser altamente peligrosa si los líderes mundiales no se manejan con suprema inteligencia”, precisó.

Las expresiones de El Oficial acapararon mi interés. Comenzó a tratar una temática que siempre me llamó la atención. En mi niñez solía escuchar emisoras que transmitían en onda corta desde países lejanos del Medio Oriente y de África, como son Radio Libia o Radio Tirana, de Albania, en Europa, por ejemplo. También, Radio Moscú, BBC de Londres, La Voz de la OEA, Radio Rebelde, de La Habana, Cuba, y otras que emitían mensajes, noticias, orientaciones políticas de izquierda, muchos de los cuales eran vedados en la sociedad de entonces de nuestro país.

Hicimos una primera parada y raudo sacó de uno de los bolsillos de su traje una llave plateada que con extrema habilidad introdujo en un pequeño buzón, casi imperceptible, que estaba incrustado en la pared. Lo abrió y de su interior sacó un pequeño documento que entró en el bolsillo. Cerró de nuevo el diminuto buzón y continuamos la caminata.

No dio ninguna explicación. Vi y no hice ninguna pregunta, aunque sinceramente me llamó la atención, no solo que él no me diera detalles, sino la existencia en aquel lugar de este bien disimulado orificio.

-“Fíjate –prosiguió-lo que uno ve en la geopolítica es el ascenso meteórico de China, prácticamente desplazando a Estados Unidos de su hegemonía en el panorama mundial”.

-“Eso está creando un ambiente de hostilidad que cada vez envuelve a más países y regiones. Los únicos contentos con esta situación son los fabricantes de armas”, relató.

Le razoné que veía un reposicionamiento de las fuerzas hegemónicas mundiales. Y como había de esperarse, China y Rusia aprovechaban la situación para emerger como dominios sustitutos ante un eventual descalabro del poder del Norte.

-“Buen enfoque, en eso tiene razón”, dijo. Y abundó: “El poderío hegemónico de Estados Unidos se lo da el dólar y en eso trabajan de manera aunada China y Rusia, en el debilitamiento de esa moneda como herramienta única de intercambio en el mundo”.

-¿Y podrá surgir otra moneda que sustituya al dólar, como el yen chino, el euro o el bitcoin virtual por ejemplo?- pregunté.

-“Sí, eso va a ocurrir, aunque se tomará su tiempo, será el fin de Estados Unidos como potencia hegemónica. Ese es el punto más álgido de la actual situación. El desplazamiento del dólar de la hegemonía mundial, podría ser “la gota que rebosó la copa”. Y agregó:

“Esa situación sí que pondría a la humanidad al borde de una catastrófica tercera guerra mundial”.

Seguimos la caminata y en medio del diálogo hizo otra inesperada parada, y en una pared adornada por un enorme mural de Montesinos con la expresión: “Soy la voz que clama en el desierto”, El Oficial buscó su llave plateada y abrió con extrema habilidad otro pequeño buzón, el cual apenas se notaba en el muro. De allí sacó una pequeña bolsa de plástico que contenía una sustancia gelatinosa de color azul cielo. La entró en uno de los bolsillos de su bien planchada chaqueta y me invitó a que siguiéramos caminando.

“China-prosiguió relatando– quiso expandir sus negocios de manera silente, sin mayores contratiempos y lo había logrado aplicando su milenaria sabiduría oriental”. -“Igual Rusia con sus proyectos armamentistas, ambas naciones aprovecharon las aperturas del libre mercado para expandirse y lo han hecho con una eficacia sorprendente”, subrayó.

-“Pero Rusia presenta algunas debilidades económicas”, expresé.

-“Sí, es cierto. Eso no quita, sin embargo, que se aprovechen de las circunstancias para lograr un gran avance en el plano militar, con la fabricación de los llamados “misiles hipersónicos” y otras armas ultramodernas y extremadamente eficaces”, precisó El Oficial. Argumentó que Rusia con esas nuevas armas ha vuelto a equiparar su poderío a la otrora poderosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

-“China, por su lado, tiene casi totalmente controlado el comercio mundial con su programa estratégico llamado Ruta de la Seda, el cual conlleva un periplo que incluye a África, Medio Oriente, América Latina y otras zonas del mundo”, subrayó.

Entiende que nosotros en estos países no podemos llamarnos a engaños. La realidad es que China no solo ha logrado expandirse a nivel mundial sino que ha trabajado fuerte en el desarrollo de la infraestructura interna, las tecnologías,  nuevas y súper modernas autopistas, túneles que atraviesan mares y montañas, la construcción de grandes presas, entre otras obras impactantes.

Aunque desarrollan un ambicioso plan de expansión, su economía se tambaleó en días recientes a causa, no solo de los efectos de la pandemia del coronavirus Covid-19 que se atribuye a ellos su surgimiento en sus laboratorios, sino que se debe también a las fuertes sanciones impuestas por Estados Unidos, las cuales según las autoridades chinas, están dirigidas a frenar su desarrollo.

Igual ocurre con Rusia que ha sido objeto también de sanciones por parte de Estados Unidos y de los países de la Unión Europea. Se habla del resurgimiento de “la guerra fría” que estableció dos grandes bloques mundiales: el bloque socialista-comunista y el de los países capitalistas que tienen como soporte ideológico la democracia.

En el fragor de esas disputas, los países europeos han decidido en alianza con sus aliados norteamericanos, apretar la situación contra Rusia, a quien atribuyen planes expansionistas con la anexión de una parte que Ucrania reclama como su territorio.

Siguen las convulsiones en el Medio Oriente con Irán, Irak, Siria, Israel y demás países árabes. América Latina, en tanto, no termina de serenarse y dedicarse a crear su propio desarrollo al margen de estas diatribas de las grandes potencias.

-“Dios se apiade del mundo y nos coja confesados, evite que estas “jaladeras estratégicas” de los países más ricos de la tierra termine en una conflagración mundial, porque ahí sí que “nos vamos a joder todos”, -alertó El Oficial.

Concluimos el recorrido y retornamos a la plaza. Él había realizado unas diez paradas en sus misteriosos “buzoncillos” insertados disimuladamente en paredes de las calles, sin que pudiera enterarme de sus respectivos contenidos.

Nunca me dijo nada ni ofreció detalles acerca de lo que él sacaba de los buzones. Se limitó a guardarlos en sus bolsillos sin dar tiempo a que me enterara. La curiosidad me mataba y ansioso me dispuse a emplazarlo a que explique de qué se trataba, y en eso me despertó el nieto Josué para recordarme que tenía cita con el médico ese día temprano.

Cuando desperté, así de súbito, interrumpí este sueño fascinante y entonces reclamé:

-“Ahora me quedé sin saber qué lleva El Oficial en sus bolsillos y si realmente se producirá la tercera guerra mundial”.

*El autor es periodista.



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