La iconografía del Día del Trabajo se mantiene congelada en el tiempo con la hoz y el martillo. Así mismo de “frizadas” se han quedado las discusiones y debates sobre los temas laborales, obviando incluso las grandes transformaciones que ha vivido la humanidad.

Algunos se preguntan porqué se ha debilitado el movimiento sindical en República Dominicana, lo cual de entrada demuestra un desconocimiento del fenómeno que está produciendo el avance de la tecnología al servicio de la producción.

El movimiento obrero del siglo XXI es mixto, análogo y digital. Aun se mantiene el clásico obrero de máquina pesada, operarios de zonas francas, labrador de la tierra, parte de una línea de producción y así por el estilo.

Pero cada vez son más los obreros propios de la posmodernidad que usan camisas manga larga, consumen internet de banda ancha, utilizan teléfonos inteligentes, tienen en Uber uno de sus medios de transporte y hasta pueden agotar su jornada laboral de manera remota.

La sindicalización de estos últimos, que cada vez tienen más peso en la actividad económica a nivel mundial, resulta muy difícil si se mantiene el sindicato como la clásica unión de trabajadores de una misma fábrica.

La actual conmemoración del Día del Trabajo tiene que tomar en consideración esa nueva masa de trabajadores, muchos de los cuales hasta tienen el mote de “informales”, y pensar en cómo protegerlos.

El Código Laboral vigente no responde a esa realidad, el Sistema de la Seguridad Social se ha distorsionado tanto que tampoco le da respuesta. Los “obreros del siglo XXI” necesitan protección posmoderna y patronos de la era digital.