SANTO DOMINGO.-Pese a que República Dominicana está enclavada en una isla bañada por las aguas del mar Caribe en la parte sur y por el océano Atlántico en el norte, se presta poca atención a ese importante recurso, de gran potencial económico y social.
En virtud de que ese bien estratégico sirve de impulso a múltiples actividades, como el turismo “industria sin chimeneas del país”. Euren Cuevas Medina, director ejecutivo del Instituto de Abogados para la Protección del Medio Ambiente, resalta la necesidad de que la población conozca importantes aspectos relativos al derecho marítimo y que la gente no viva de espaldas al mar.
“El país ha ratificado instrumentos jurídicos para proteger ese activo (que se convierte en pasivo si se daña) como el Convenio Marpol 73/78 sobre Contaminación del Mar por Hidrocarburos; Protocolo Relativo a la Contaminación Procedente de Fuentes y Actividades Terrestres del Convenio para la Protección y el Desarrollo del Medio Marino de la Región del Gran Caribe a adoptado el 6 de octubre de 1999, firmado en el año 2000; el Convenio de Basilea sobre los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y otros Desechos de 1989; el Protocolo de Cartagena, entre otros, que la población debía conocer y lo ignora”, refiere Cuevas.
El abogado ambiental sostiene que si se habla de las regulaciones de protección del mar en el país, se puede decir que son numerosas y muy buenas iniciando por la Constitución, la Ley que declara Estado archipelagico a República Dominicana con ciento cincuenta islas adyacentes que pocos conocen, la Ley 64-00 sobre medio ambiente y recursos naturales, entre otras.
Las normas que regulan el aprovechamiento de los recursos marinos costeros como la Ley de pesca y acuicultura No. 307-04, y las de turismo, son instrumentos jurídicos sumamente importantes.
Sin embargo, la mayoría de la gente desconoce esas legislaciones, incluidos abogados, porque las universidades no imparten derecho ambiental y eso va en detrimento del cuidado y aprovechamiento del mar.
¡A nadar!
El ambientalista Cuevas ve necesario que haya una política de Estado de enseñar incluso a los dominicanos a nadar desde niños.
“Esto encierra una impotencia capital, en el sentido de que serían celosos con el cuidado del mar donde se bañan, pescan y disfrutan de los beneficios turísticos, porque conocerían su valor y todo el conjunto de instrumentos legales nacionales e internacionales”.
Cuevas añade que aquí por un lado, se tienen leyes de protección de los corales, praderas marinas y manglares, y por otro lado se otorgan concesiones para explotar petróleo y gas en la plataforma marina en el mar Caribe desde San Pedro hasta Haina San Cristóbal pasando por todo el frente del malecón de Santo Domingo.
Defender el mar
— Dilema
Si en RD se defendiera el mar, algo tan sencillo como el libre acceso a las playas no sería un problema, tampoco regalar los 60 metros protegidos usufructuados por particulares.