Daris Javier Cuevas
Al economista norteamericano, Athur Okun, se le reconoce como el precursor del análisis económico denominado el índice de sufrimiento económico o macroeconómico cuya novedad fue establecer una correlación directa entre el nivel de inflación, desempleo y crecimiento económico para medir el bienestar o desgracia económica de las gentes.
Okun fue un versado economista y catedrático de la Universidad de Yale que también formó parte del consejo de asesores económico del presidente Lyndon B Johnson a finales de la década de los 60s.
También conocido como el índice de miseria, el índice de sufrimiento intenta explicar cómo se comporta la situación económica de las personas en tiempo de inestabilidad económica ponderando la sumatoria de la inflación y el desempleo abierto y restándole el crecimiento del PIB.
En efecto, el índice de sufrimiento económico establece que mientras más elevado exista el valor de las cifras, entonces, se incrementará las adversidades o será negativa la situación económica de la gran mayoría de los consumidores implicando tal realidad un panorama de incertidumbre, inequidad y angustia económica en la totalidad de la población de un país.
En virtud de que el economista Athur Okun se concentró en observar de forma detenida el desempleo, la inflación y el crecimiento del PIB, encontró que los periodos de recesión económica degeneran en alto desempleo, bajo nivel de crecimiento del PIB y alta inflación situación que en la realidad se traduce en mayor penurias.
A esta relación es que en la teoría económica se conoce como la Ley de Okun, indicando la misma que si la inflación y el desempleo se incrementan, la economía tiende a crecer de forma negativa anunciando así una inevitable recesión.
En un escenario como el planteado inexorablemente se asiste a una situación de perturbación económica visualizada a partir de que se traduce en un diferencial abismal entre el funcionamiento de la economía a largo plazo y su funcionamiento en el corto plazo lo que se puede entender mucho mejor a partir del criterio de las fluctuaciones económicas que se generan.
Con las herramientas que nos proporciona la política económica. Y es que las perturbaciones económicas resultan ser muy desfavorables a la oferta y demanda agregada lo que incide de manera directa en las fluctuaciones económicas.
La economía registra dos componentes muy complejos y difíciles que inciden en el sufrimiento de los consumidores, tal como son la inflación y el desempleo, en tanto que existe un componente de bienestar que es el crecimiento económico.
Para saber si ambos tienen una dirección correcta, los tres han de tener un giro adecuado a la salud de los signos vitales de la economía, pues si reflejan un índice de sufrimiento negativo se puede afirmar la existencia de un fracaso de la política económica.
Una mirada detenida sobre los indicadores económicos de la Republica dominicana pone en evidencia que en el periodo 2000-2023 el dice de sufrimiento económico se ha disparado en tres momentos con signos elevados.
En tal sentido durante el periodo 2001-2004, el índice de sufrimiento económico arrojó un valor de forma desproporcionada fruto de que la crisis bancaria del 2003 y el salvataje bancario incidieron de manera relevante por el orden de un 42.3%, para el 2008-2009 hubo una sutil alteración por el impacto de la cris financiera alcanzando un máximo de un 10.5%, mientras que para el 2020-2923 el índice de sufriendo económico registró un 18.9%, siendo el 2020 el más significativo por el impacto de la pandemia, pero el 2023 fue de un 18.7%, algo que contrasta con la cifra del 4.7% en que desde el gobierno se sostiene que bajó la pobreza monetaria y donde el crecimiento del PIB de un 2.4% solo se observa en los periodos de crisis..
En sentido general se puede arribar a la triste conclusión que durante los periodos 2001-2004 y 2020-2023 han ocurrido los peores índices de sufrimiento económico en la Republica dominicana, lo que en la realidad han erosionado el poder adquisitivo de los hogares dominicanos y evidenciando el mayor empeoramiento de las condiciones económicas en las últimas cuatro décadas.
Por igual, en esos periodos se han tomado las medidas más absurdas de política económica y contribuyendo, en consecuencias, a profundizar el malestar económico, la incertidumbre y una tragedia de los dominicanos.