El imperio de la ley

Por: Tomás Guzmán
A la muerte del dictador, la República se convirtió en tierra de nadie en materia de ley. La situación se viene repitiendo a través de décadas, y se ha ido agravando sin que se vislumbre una salida beneficiosa para el sistema democrático, que ha ido avanzando en la calidad de vida del dominicano de a pie y más allá.
La realidad de caos, desesperanza, irrespeto que vemos a diario da pena y vergüenza visto a los ojos de otras sociedades más atrasadas que la nuestra y ni qué decir de las que tienen un nivel superior de sus condiciones materiales.
La degradación del sistema educativo a los niveles actuales ha contribuido al deterioro cognitivo y sensorial de lo que significa vivir bajo el amparo de reglas y normas de convivencia pacífica bajo la conciencia de lo que conlleva salirse de los cánones y el respeto al derecho ajeno como bien nos recuerda Benito Juárez.
No es raro ver como a la policía nacional, a los miembros del orden y las fuerzas armadas se les falta constantemente el respeto con agresiones físicas y verbales a diario como síntoma de que se rechaza detenciones y llamado al buen comportamiento con el agravante de que son grabados por medios digitales y expuestos en las redes sociales para crear opinión pública muchas veces distorsionada de los hechos y las razones reales.
El “roba y fuma, pero no roba motor”, dicho por la madre de un presunto hijo delincuente nos mueve a pensar que el relativismo moral, ético y cívico de este país que anda patas arribas en las clases más empobrecidas, que no solamente es exclusiva de este segmento social.
En efecto, la clase media nuestra que es la que paga la mayor carga tributaria de nuestro código impositivo y por ende la que más protesta en las diferentes manifestaciones sociales también cree que las leyes solo sirven para los pobres y que el rico no paga, evade y que en sonoros casos de actos de corrupción política o de eventos catastróficos se le trata con guantes de seda, aumentando la percepción de un callejón sin salida.
El que roba no es ladrón si son gente de apellidos y/o funcionario público. Gente delicada que se ofende por cualquier cosa. Las redes se utilizan para distorsionar los hechos por lo regular. Esas situaciones son el pan de cada día. Los intereses privados están por encima del público para los poderosos que poseen capital para tratar de evadir la justicia.
La acusación de que eres de tal partido es un arma poderosa en este país. La judicialización política es un arma poderosa que la vemos a nivel de muchos países sin que se pierda la esencia de castigar la corrupción gubernamental que asiduamente se produce en todos los gobiernos
El individualismo está por encima de todo. Sálvese quien pueda es una dura realidad aplicada desde que se instaló la democracia en nuestra república y en muchas de las naciones con los mismos rasgos históricos.
Controlar las emociones es difícil cuando los niveles de vida se vuelven más alejados de las expectativas creadas. El Imperio de la ley es una suma de conceptos, leyes, normas, reglamentos, dispositivos, sentencias, apelaciones, etc. que aplicados adecuadamente en un ciudadano instruido e informado ayuda a elevar la calidad de vida de una nación.
Una sociedad más empoderada en materia de obediencia de la ley es lo que requerimos, pero cómo hacerlo sería una tarea social de gran alcance. Se requiere sembrar en la mente de los jóvenes y los universitarios un estudio crítico de nuestra Constitución, el Congreso Nacional deberá crear una Escuela de Formación Ciudadana.
El Ministerio de Educación deberá incluir en el currículo de nivel medio y secundario una materia en tal sentido que contribuya a la comprensión de los deberes y derechos del ciudadano con respecto al ordenamiento jurídico.
Los diferentes gremios sociales deberán apoyar esta iniciativa de respeto y conducta ciudadana con cursos y talleres de tal forma que se conozca las consecuencias de la inobservancia a las leyes.
Para crear una cultura de respeto a las leyes la participación activa de las fuerzas de orden: policía nacional y los cuerpos castrenses son vitales ya que ellos constituyen el primer eslabón de la cadena de justicia.
La concientización producto del conocimiento y alcance en la aplicación de las leyes es esencial en la convivencia más civilizada en nuestro tejido social y las diferentes capas sociales: clase baja, media y alta.
No se puede amar lo que no se conoce, y ciertamente cada vez más hemos avanzado mucho en dotar a nuestra policía de tecnología y herramientas que hacen más fácil la tarea. Pero, nos falta mucho en la materia de deberes y derechos legales, fuera de aplicar el régimen de consecuencia acorde con los códigos establecidos.