El Génesis y la Evolución de la Tierra

Durante casi dos mil años, muchos cristianos han leído la Biblia de forma dogmática, llegando a petrificar los textos bíblicos del lejano ayer, sin intentar comprender los conceptos, los hechos y las vivencias que los profetas y evangelistas vivieron y narraron en el ayer, para el conocimiento de la sociedad de la posteridad y facilitar su adaptación a la modernidad.
Uno de los mejores ejemplos de ello es el libro del Génesis, un maravilloso texto escrito quizás por Abraham, unos 2,000 años antes de Cristo, el cual nos narra los orígenes y la evolución de nuestro universo, nuestro planeta y la vida, tal y como se le conocía, sin entrar en los detalles de los procesos evolutivos que se dieron antes, y que se siguen dando hoy, para transformar permanentemente, al mundo y a la vida, hasta llegar a ser como son hoy.
Génesis 1:1 dice que Al principio creó Dios los Cielos y la Tierra, porque los babilonios, sumerios y egipcios creían que sólo existían los Cielos y la Tierra estática, y que eran circunvalados por el Sol y la Luna. Eso fue cambiado por Copérnico, 3,500 años después.
Génesis 1:2-3 dice que «La Tierra estaba desordenada, vacía y cubierta de tinieblas, y dijo Dios: sea la luz; y fue la luz» pero la astronomía de hoy nos dice que la Tierra se formó unos 100 millones de años después que el Sol, porque la edad del Sol es cercana a 4667 millones de años, mientras la edad de la Tierra es cercana a 4,567 millones de años, y que la luz fue antes que la Tierra, por lo que la Tierra siempre ha estado iluminada por el Sol.
Génesis 1:4-5 dice que «Dios separó la luz de las tinieblas y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche». Y fue el primer día. En ese entonces no se sabía que la Tierra es redonda y que tiene un movimiento de rotación alrededor de su eje polar, y que cuando en la mitad de la Tierra que está frente al Sol es día, en la otra mitad del lado opuesto al Sol es noche, y que se alternan cada 12 horas.
Génesis 1:6 dice que luego dijo Dios: «Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas» y esta es la explicación a la separación entre las aguas saladas del mar, y las aguas dulces que creían estaban en los Cielos de color azul, aunque se desconocía que al principio todas las aguas eran dulces pero que la permanente evaporación del agua de mar, durante unos 4,000 millones de años, incrementó la concentración de sales en el mar.
Génesis 1:7-8 dice que «Hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión de las aguas que estaban sobre la expansión, y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue el segundo día. Porque creían que en la expansión había un inmenso mar azul, lleno de agua dulce que producía las lluvias, porque desconocían que el vapor de agua, condensado en las nubes de los niveles altos de la troposfera, y que cae en forma de lluvias que alimentan los ríos, es producto de la evaporación del agua salada del mar, porque la radiación solar evapora las aguas, pero no evapora sus sales minerales de sodio y potasio.
Génesis 1:9, dice que también dijo Dios: «Júntense las aguas que están debajo de los Cielos y descúbrase lo seco. Y fue así, porque en un principio la Tierra tenía una superficie uniforme y estaba cubierta por las aguas resultantes de las mezclas de átomos de hidrógeno y oxígeno que salían junto a los gases emanados por las erupciones volcánicas, pero las corrientes convectivas que mueven la corteza terrestre produjeron plegamientos y montañas que se elevaron por encima del nivel del mar, separando las tierras de los mares, aunque se desconocía que las placas tectónicas se mueven entre 2 y 9 centímetros anualmente.
Génesis 1:10, «Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó mares», y la acción de la radiación solar sobre las rocas secas, durante millones de años, produjo meteorización de los minerales constituyentes y formó los suelos donde crece la vegetación.
Génesis 1:11-13, dice que después dijo Dios: «Produzca la Tierra hierba verde, hierba que dé semilla; y árbol que de fruto. Y fue el tercer día. Y fue así.
Génesis 1:14-17 Y dijo Dios: Haya lumbreras en la expansión de los Cielos para separar el día de la noche; y para alumbrar sobre la Tierra, e hizo Dios las estrellas y las dos grandes lumbreras; la mayor para dominar el día, y la menor para dominar la noche. Y fue el cuarto día. Excelente forma de describir, 4 mil años atrás, al Sol y la Luna, sin darles la divinidad que le daban egipcios y babilonios, aunque las estrellas y el Sol fueron antes que la Tierra.
Génesis 1:20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la Tierra, en la abierta expansión de los Cielos, para que se multipliquen en los mares y en los Cielos, y fue el quinto día. Pero debieron pasar al menos mil millones de años antes de que Dios creara los primeros organismos unicelulares Procariotas y Eucariotas, los cuales han ido evolucionando durante 3,500 millones de años hasta llegar a las especies animales de hoy.
Génesis 1:24-31, Y dijo Dios: Produzca la Tierra seres vivientes, bestias, serpientes y animales, y finalmente dijo Dios: Hagamos al hombre, varón y hembra, a nuestra imagen y semejanza; y señoree en toda la Tierra, y los bendijo y les dijo: fructificad y multiplicaos, porque os he dado todo árbol en que hay frutos y semillas para comer. Y fue el sexto día.
Han pasado unos 4,667 millones de años desde la creación del Sol, 4,567 millones de años desde la creación de la Tierra, quizás 4,500 millones de años desde la creación de la Luna, alrededor de unos 4,000 millones de años desde la creación de las aguas, el aire y los primeros suelos y árboles, cerca de 3,500 millones de años desde la creación de las primeras células animales, cuatro millones de años desde la creación de los primeros homínidos, un millón de años desde la aparición del hombre erguido, 100 mil años desde la aparición del hombre inteligente, 10 mil años desde la aparición del hombre de hoy, y 4 mil años desde la aparición de la escritura que resume en seis días lo que Dios creó en 5,000 millones de años.
Lamentablemente todavía hay cristianos que se ofenden si alguien dice que esos seis días bíblicos, son seis días conceptuales, o largos períodos evolutivos universales, y que no son seis días del calendario gregoriano de hoy.
Si un científico cristiano de hoy tuviese que re escribir el libro del Génesis, lo podría re escribir de la siguiente forma didáctica, y sin ofender el nombre de Dios:
1-Al principio creo Dios los Cielos del Universo, el Sol, la Tierra, los planetas, las estrellas y la Luna, para que el Sol ilumine y caliente la mitad de la Tierra giratoria durante el día, y la Luna ilumine la otra mitad de la Tierra durante la noche.
2-Y puso Dios en el núcleo de la Tierra un magma de minerales ardientes que salen a través de grietas y volcanes, emitiendo gases calientes productores de oxígeno, hidrógeno, azufre, carbono, nitrógeno, agua y aire, y expulsando lava ardiente que forma las rocas ígneas.
3-Y ese magma genera corrientes convectivas internas que mueven y elevan la corteza de la Tierra para formar montañas que emergen desde el fondo marino, y produce un campo electromagnético que protege contra los vientos solares.
4-Y puso Dios a la Tierra a una distancia del Sol que le permite recibir la candente luz solar con tal intensidad que evapora las aguas del mar para producir las lluvias y los ríos, y para meteorizar las rocas de las montañas y formar los suelos minerales cultivables que pueden ser transportados por los ríos y formar rocas sedimentarias y otros suelos.
5-Y puso Dios sobre los suelos las semillas que dieron origen a las plantas que dieron frutos.
6-Y habiendo aire oxigenado y aguas dulces y saladas creó Dios las primeras células animales para que habitaran sobre los mares, sobre la Tierra y sobre el aire y les dotó de condiciones celulares para que evolucionaran y se adaptaran a los cambios de presión y temperatura de cada medio ambiente.
7-Y cuando todas las condiciones ambientales eran ideales creó Dios a los hombres y mujeres para que dominaran a las demás especies animales y vegetales, les dotó de condiciones celulares e intelectuales excepcionales para que evolucionaran y se adaptaran a los cambios de presión y temperatura propios de cada medio ambiente, de cada horario y de cada estación del año.
Y viendo Dios que todo ese arduo y largo trabajo era bueno, se sentó a descansar y a contemplar su gran obra universal.
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