El draft mundial se enredó en su propia telaraña 

El draft mundial se enredó en su propia telaraña 

El draft mundial se enredó en su propia telaraña 

NUEVA YORK — Cuando la República Dominicana celebraba con euforia absoluta la conquista del Clásico Mundial en marzo pasado, sólo una cosa hizo fruncir el ceño de su manager Tony Peña: la mención de la posibilidad de establecer un draft mundial en el béisbol de Grandes Ligas.

«Espero que nunca ocurra», dijo el dirigente del equipo dominicano.

Tranquilo, señor Peña. La propuesta de un draft mundial de peloteros aficionados ha quedado engavetada, al menos hasta 2017. Ese es el año en que Grandes Ligas y el gremio de jugadores tienen previsto la negociación del nuevo convenio colectivo.

Así las cosas, sólo los jugadores de Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico siguen bajo el régimen del draft que fue instaurado en 1965.

¿Y qué pasó con toda la expectativa sobre si un draft global era inminente, como el comisionado Bud Selig había indicado en el último año?

Sencillo: al momento de evaluar cómo poner en vigor un reclutamiento mundial se hizo evidente que el asunto se asemejaba a una telaraña.

No sorprende que el comunicado de Grandes Ligas se refiriera a que las partes no pudieron conciliar posiciones debido a cuestiones de «mecanismos y procedimientos».

Nadie sabía son certeza los países que el draft iba a abarcar. ¿Qué iba a pasar con los cubanos desertores? ¿Se iban a meter con Asia? ¿Cómo se iban a determinar los turnos para las selecciones? ¿Qué se haría en el caso que jugador y club no se pusieran de acuerdo al momento de firmar?

«Era una idea que me parecía demasiado utópica», dijo a The Associated Press Edwin Rodríguez, el manager del equipo de Puerto Rico que quedó segundo en el Clásico y actual piloto de la sucursal de Doble A de los Indios de Cleveland. «Estaban adentrándose en cosas bien fuera de su alcance. Es un disparate».

Si bien se hablaba de un concepto mundial del draft, la mera mención de la palabra causa pavor en Latinoamérica, particularmente en República Dominicana y Venezuela, los dos grandes exportadores de peloteros.

Como tal, el draft hubiese dejado sin sentido de ser a un círculo de entrenadores, scouts y agentes en la región caribeña que viven de encontrar y cultivar promesas desde que entran en la adolescencia.

Lo nocivo son las prácticas nefastas de cometer fraudes con edades e identificaciones con el fin de embolsar el mayor bono por firmar y luego los casos de peloteros que al no pasar la talla con Estados Unidos se regresaban a sus países casi sin dinero y con cero educación. El consumo de sustancias dopantes. Vidas echadas a perder, sin que nadie asuma una responsabilidad.

En teoría, un draft hubiese sido una barrera contra los abusos. Pero tampoco hay que ser ilusos, la idea buscaba abaratar los costos de los clubes para conseguir talento.

«La ola de peloteros de Venezuela bajaría muchísimo con un draft», comentó a AP Ozzie Guillén, el ex dirigente venezolano de los Medias Blancas de Chicago y Marlins de Miami. «Al principio se iba a sufrir bastante porque no estamos preparados, adaptados, a eso todavía. ¿Nos conviene? Creo que no. A MLB (las iniciales en inglés de Grandes Ligas) tampoco le conviene muchas de las cosas que se hacen en nuestros países. Esto es más que nada para tener control de los peloteros y el dinero que se gasta».

Cada vez que se hablaba del draft, el ejemplo de Puerto Rico siempre es señalado como el culpable del declive de la popularidad del deporte en la isla, y por ende de una erosión en el número de jugadores en Grandes Ligas.

«Si hay un draft, vamos a quedar como Puerto Rico». Esa suele ser la advertencia del bando en contra de un sorteo, pero ese un argumento que tampoco tiene su sustento.

Los problemas en Puerto Rico van más allá desde que en 1990 quedaron arropados por el manto de un draft. El grado descuido al que llegó su liga profesional. Los chicos jóvenes que dejaron de identificarse con figuras. El desarrollo de otras disciplinas, como el vóleibol.

«El talento está presente con o sin draft. El número tal vez ha bajado, pero ahí están los casos de Carlos Beltrán, Jorge Posada. Está un Yadier Molina, el mejor receptor en Grandes Ligas.», dijo Rodríguez. «Todavía nadie me ha dado una explicación que yo acepte».

Quizás no se perciba, pero en la práctica actual existe una especie de draft, con restricciones si se puede decir así.

En vigencia se encuentra un sistema en el que los equipos tienen un límite para otorgar en bonificaciones totales por firmar a peloteros en países fuera de Estados Unidos, Puerto Rico y Canadá, más sanciones si superan esa cantidad.

Para el período que comenzó el 2 de julio pasado y concluye el 15 de junio, el límite es de 2,9 millones de dólares.

Con miras al período 2013-14, el límite se basa en el orden inverso del récord en 2012. Los Astros de Houston tienen el mayor límite total con 4.943.700 dólares, y los Nacionales de Washington el más bajo con 1.846.900.

¿Y ahora? Aparte de esos límites, en los últimos años, Grandes Ligas había redoblado sus controles en la región para frenar abusos. Los clubes habían invertido abierto academias para formar a sus prospectos. También estaban las exhibiciones organizadas por MLB para facilitar que los clubes pudieran evaluar el talento.

Quizás el actual sistema, con sus fallos, es lo mejor.

«Es irónico que finalmente, cuando se tenía algo de control, se iba a hacer borrón y cuenta nueva», dijo Rodríguez.



El Día

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