- Publicidad -

- Publicidad -

El dolor emocional también puede potenciar el sufrimiento

La comprensión científica del dolor va evolucionando rápidamente. Antes se pensaba que su presencia implicaba únicamente la existencia de un daño físico, sin embargo, actualmente la ciencia nos ha llevado a descubrir la importancia que tienen las consecuencias de la vivencia del dolor aun cuando no hay evidencias físicas.

El dolor emocional que experimentan las personas genera importantes reacciones que pueden potenciar el sufrimiento.
Cuando éste pasa a ser crónico puede tener un impacto devastador en todos los aspectos vitales de la persona que lo sufre, explica el doctor Daniel Cueto, psicólogo clínico del Centro de de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat).

• Socialmente, porque se tienen que disminuir las relaciones sociales con amigos y allegados.

• Laboralmente, puede llegar a afectar la capacidad de trabajar, produciendo un sentimiento de inutilidad y problemas económicos.

• En las relaciones de familia y de pareja, porque no se pueden cumplir las expectativas de nuestros seres queridos.
Es el dolor crónico el que motiva a las personas a preguntarse el para qué y el por qué de la vida.

“Normalmente pensamos que el dolor es pasajero y controlable; pero cuando aparece un dolor resistente, que nos cambia nuestra concepción del mundo acompañado de ciertas percepciones, es necesario tomar medidas”, afirma Cueto.

El especialista dijo que dentro de los aspectos que deben tomarse en cuenta están las sensaciones corporales incontrolables, las limitaciones en la capacidad corporal, la pérdida de contacto social y los problemas laborales que pueden incluir incertidumbre económica, etc.

Entre el dolor y daño

El dolor suele estar asociado a la percepción de un daño que se ha producido en nuestro cuerpo. En este sentido el dolor sería la percepción del daño.

Pero entre el daño y el dolor interviene una serie de factores de tipo psicológico. En circunstancias normales, sabemos que no todos sentimos el mismo dolor ante una misma herida, hay personas que lo soportan mejor que otras, dependiendo del estado de ánimo.

El conocimiento de todos los procesos psicológicos y emocionales implícitos nos puede llevar a aprender a manejarnos mejor con el dolor y a hacerlo más soportable.

Relación emocional

El dolor tiene la función de avisarnos para que hagamos algo que consiga reparar el daño físico que pensamos que lo genera.
“El dolor es una sensación generalmente terrible y, el indicio de un mal, amenazante.

Por eso, una reacción natural en el hombre es el miedo al dolor, un miedo que es adaptativo, porque nos impulsa a evitarlo y eliminarlo”, manifiesta el especialista.

No siempre una reacción de miedo nos lleva a un comportamiento adecuado. Por ejemplo, para que no nos duela algo nos estamos quietos y dejamos de hacer muchas cosas que nos hacían la vida agradable, a veces más allá de lo estrictamente necesario. Otro ejemplo se da cuando el miedo al dolor nos puede hacer no acudir al dentista, lo que finalmente será causa de un mal mayor, explica Cueto.

En el caso de un dolor crónico, la lucha por evitar el dolor se convierte muchas veces en un esfuerzo inútil. El sentimiento de fracaso genera, primeramente, impotencia y un estado de irritación que influye en la persona y quienes la rodean.

Finalmente, cuando se da cuenta que no es posible acabar para siempre con él, tiende a caer en una depresión o un estado de ánimo deprimido que lo hace perder el sentido de la alegría.

Lo que produce

La continuidad del dolor puede producir ansiedad social. Si una persona permite que el dolor le impida realizar sus actividades sociales de forma normal, puede llegar a generarle un sentimiento de inutilidad y de no sentirse necesario.

“Si nos esforzamos en luchar contra ello y que nada cambie, podemos llegar a intentar mantener niveles de actividad similares a los que teníamos cuando no sentíamos dolor, muy por encima de nuestras posibilidades actuales”, agrega el galeno.

Nos damos cuenta de que, además del daño físico, el dolor lleva asociados una serie de procesos psicológicos tan desagradables, duros y amenazantes como el propio dolor y que se unen indisolublemente a él.

El galeno también dijo que para entender estos fenómenos hay que distinguir bien entre dolor y sufrimiento.

 

Etiquetas

El Día Digital

Periódico independiente.

Artículos Relacionados

Lo sentimos, ningun texto coincide con tu Criteria.