El día en que turbas haitianas iban a matar a un presidente dominicano en Puerto Príncipe

El día en que turbas haitianas iban a matar a un presidente dominicano en Puerto Príncipe

El día en que turbas haitianas iban a matar a un presidente dominicano en Puerto Príncipe

Leonel Fernández en la visita al norte de Haití, donde dejó iniciada la construcción del edificio de una universidad.

Santo Domingo.-“Creo que es el único caso de la historia universal en que a un jefe de Estado lo asesinan en el lecho con- yugal”.

Con estas palabras, referidas a la muerte violenta del presidente Jovenel Moïse a la 1:00 de la madrugada del día 7 de julio de 2021, trataba el expresidente Leonel Fernández de mostrar la profundidad de la crisis en Haití mientras era entrevistado por un grupo de periodistas reunidos en uno de los estudios de Telesistema, Canal 11.

Al final de su acercamiento al asunto haitiano, al tercer invitado al programa La Propuesta de los Candidatos, de los medios de comunicación del Grupo Corripio, se le refirió el hecho de que en una ocasión de visita en el Palacio Presidencial de Haití fue tiroteado, una acción que pudo haberle costado la vida, lo mismo que a sus acompañantes.

Motivado por sus entrevistadores, volvió sobre su versión de los hechos ocurridos un lunes, día 12 de diciembre de 2005. Tal vez la primera la dio en en público en 2010 al recibir un reconocimiento de Válerie Julliand, representante entonces en el país del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

La crisis en Haití es antigua y multifactorial, pero con la cierta estabilidad alcanzada bajo la tutela de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH) y el gobierno provisional de Boniface Alexander y Gerard Latortue, primer ministro este último, eran organizadas unas elecciones de las que saldría al año siguiente el gobierno de René Preval. Nadie imaginaba la gravedad y la profundidad del foso por el que todavía desciende Haití.

De su referencia
Aquel día en que estuvieron a punto de matarlo, refirió Fernández, conversaba con sus anfitriones, Boniface y Latortue, en el Palacio Presidencial de los haitianos.

En medio de la charla se dio cuenta de que alrededor tenía lugar una protesta y llamó la atención sobre el hecho, pero fue minimizado y según informaciones de entonces, Latortue habría dicho que toleraban las demostraciones para dejar una evidencia de que en Haití había democracia.

Este mismo alto funcionario habría dicho después que posiblemente las demostraciones se debieron a unas declaraciones dadas días antes por Fernández acerca de la crisis en Haití y las migraciones. Es decir, tenían lugar contra su visitante.

Cuando se disponían a marcharse ocurrió un hecho bochornoso: su anfitrión los encaminó por la puerta de atrás, como a las visitas que avergüenzan.

Pero por allí encontraron el paso cerrado, un vehículo en llamas, manifestantes enardecidos y agentes de la Minustah tratando de despejar el obstáculo. Finalmente estos agentes, a tiros, los ayudarían a salir.

La organización y ejecución de la protesta fue entonces atribuida a Guy Fhilippe, un exmilitar que un año antes había estado a la cabeza del derrocamiento del gobierno de Jean Bertrand Aristide.

Foto de archivo de la protesta contra Leonel Fernández el 12 de diciembre de 2005.

Irresponsabilidades
¿Por qué quería Philippe matar en Puerto Príncipe a un presidente extranjero? ¿O se puede pensar que se trataba de una simple protesta como parecía darlo a entender Latortue a sus visitantes?

El primer ministro estaba al corriente del descontento con la visita, como se desprende de unas declaraciones posteriores.

Y de acuerdo con la versión del año 2010 de Fernández sobre este hecho, cuando pasaba la comitiva de vehículos que los llevaban a Puerto Príncipe notó que los haitianos, como si no les importara, miraban hacia otro lado.

La utilización de armas de alto calibre con las que fue atacada la caravana de vehículos a su salida del Palacio por una puerta trasera, con impactos de balas de ametralladora en el vehículo del presidente visitante, deja ver las intenciones criminales.

En cadena
El caso puede ser valorado desde varias perspectivas, una de ellas, la de sus anfitriones, que los pusieron fuera del edificio en el que estaban relativamente seguros, a la luz de la inseguridad crónica en Haití, donde un presidente puede ser asesinado en su lecho conyugal.

Dejan ver la intención o el descuido de exponerlos a los que repudiaban su presencia en Haití. Otro tanto se puede decir del líder de las protestas, que recientemente estuvo en las calles instigando la deposición del gobierno de facto de Ariel Henry en uno de los momentos de mayor incertidumbre desde diciembre pasado.

¿Tiene la medida de un estadista quien es capaz de exponer a la administración de turno de esta manera, al Estado haitiano y a los pobladores que lo acompañaban en aquella aventura?

¿Y la seguridad del gobernante dominicano? ¿Valoró adecuadamente las condiciones en que los ponían en la calle los anfitriones por una vía para visitantes indeseados?

Si el presidente Fernández debió ser sacado a tiros se puede suponer que entre los integrantes de su cuerpo de seguridad y los agentes de la Minustah dejaron en las vías unos cuantos cadáveres.

El exmandatario dominicano afirmó que en su comitiva y su seguridad no hubo heridos.

Hubo, sin duda, daños colaterales, como los tiros de ametralladora que alcanzaron el vehículo en el que viajaba, blindado por cierto, y un vehículo de su cuerpo de seguridad, sin blindaje, debió ser abandonado por tres agentes acogidos por una familia haitiana hasta el día siguiente, según el relato de Fernández.

No caben dudas de que Haití ha llegado a donde está por el carácter de su gente, incapacitada para medir consecuencias, tanto de sus acciones dentro de su país como en sus relaciones exteriores.

— Dessalines
Si todavía cuesta creer que a Jovenel Moïse lo mataron en su cama y que su esposa sobrevivió, lo mismo se puede decir del padre de la patria, Jean Jacques Dessalines, asesinado y despedazado en 1806.