El desafío económico y sanitario para las nuevas autoridades

El desafío económico y sanitario para las nuevas autoridades

El desafío económico y sanitario para las nuevas autoridades

1.¿Cuál es el panorama económico actual? ¿Qué va a encontrar el nuevo presidente electo?

El presidente electo encontrará un país con una crisis sanitaria y económica, que no tiene precedentes y en la que se requiere actuar con urgencia.

En cuanto a la actividad económica se refiere, el país está experimentando la mayor caída en términos de actividad económica en un trimestre, desde 1980 año desde el cual se tienen registros de esa frecuencia. Tiene el reto de que esta caída en la actividad no se prolongue en el tiempo y la economía pueda recuperar rápidamente el dinamismo. En la medida en que la actividad económica demore en reactivarse, significará mayores quiebras de empresas y pérdidas de empleo, que son los ingresos de las familias, haciendo más difícil la reactivación económica.  Asimismo, la demora en la reactivación económica implica menores recaudaciones fiscales para el gobierno y mayores necesidades de gasto, o sea un mayor déficit fiscal; en la medida de que la deuda se incremente, el ajuste fiscal requerido para hacer que esta sea sostenible será mayor.

Para no entrar en ese círculo vicioso, es vital enfrentar la crisis sanitaria, que es el origen de la crisis económica. Desde el punto de vista sanitario, las nuevas autoridades se encontrarán un sistema de salud que lleva tiempo operando cerca de sus límites de capacidad, con escasez de disponibilidad de UCI, y personal de salud estresado.

Una parte importante del problema sanitario es consecuencia de insuficiencia de pruebas de detección, a pesar del aumento de estas, además de que existen rezagos de tiempo entre que se solicita la prueba hasta que se obtienen los resultados, lo cual limita la efectividad de los resultados de las pruebas. Todo lo anterior, no permite cortar los contagios a tiempo ni tampoco tener un sistema de rastreo de contactos.

Es cierto que una parte del problema se origina en el incumplimiento de las normas de distanciamiento físico y social, la higiene y el uso adecuado de mascarillas. Aumentar el número de pruebas facilitaría detectar y aislar estas personas y que no sigan contribuyendo a la propagación.

La reducción de la actividad económica tiene una cara interna y otra externa. Enfrentar el problema sanitario permitiría mayor apertura de actividades económicas, sobretodo del sector ocio, que ahora están muy limitadas o cerradas y atenuar parte del problema económico. Sin embargo, hay una parte de la actividad económica que tardará más tiempo en recuperar niveles normales; en la medida que la pandemia siga afectando a la economía mundial, la recuperación de otros sectores, como el turismo y exportaciones será muy paulatina. Asimismo, aunque las cifras recientes de remesas son positivas, no sabemos si estas perdurarán en el tiempo.

  1. Propuestas para la recuperación económica del país

La PUCMM ha contribuido con su capital humano a enfrentar la pandemia. A través del Centro MiPymes ha dado apoyo a la innovación de empresas, permitiendo la creación y venta de nuevos productos, transformando la adversidad en oportunidad; la Facultad de Ciencias de la Ingeniería y la Escuela de Arquitectura ha ayudado mediante fabricación y donación de protectores faciales para el sector salud y otras instituciones; asimismo, a través de la Vicerrectoría de Investigación e Innovación la aplicación AYRE (Ayuda para Regulación Emocional) en la cual se pueden encontrar distintas formas de relajación que favorecerán el logro de una mejor regulación emocional.

Sin embargo, las políticas individuales de instituciones y empresas son solo un grano de arena. Hacen falta acciones de políticas públicas a nivel del gobierno para la recuperación económica.

Primero, enfrentar la crisis sanitaria. En políticas de salud, lo menos costoso y más efectivo suele ser evitar la enfermedad, lo cual, en este caso, a falta de una vacuna, parece una quimera. Sin embargo, se pueden hacer algunas acciones, como ampliar de manera significativa la capacidad de hacer pruebas. Esto permitiría de manera efectiva cortar la cadena de contagios, y que personas que sean “sospechosos” de tener la enfermedad por haber estado en contacto con contagiados, puedan aislarse si efectivamente son positivos o reintegrarse a sus labores en el caso negativo.

Ampliar la capacidad de pruebas no está exento de dificultades, pero el país debe seguir utilizando sus relaciones internacionales y redes de cooperación para ampliar dicha capacidad. La alternativa de no ampliar la cantidad de pruebas, es más contagios, más demora en la recuperación económica, es decir, mayor desempleo, y más déficit fiscal, o sea deuda. Dado los altos costos económicos y sociales de no cortar los contagios, pagar mayores precios a los proveedores no debería ser una opción que descartar.

Por el lado estrictamente económico, mientras no se logre una reactivación económica, deben mantenerse en el tiempo los programas de apoyo que se han implementado hasta ahora. Me refiero particularmente al programa “Quédate En Casa” y “FASE.”

Asimismo, continuar la política monetaria, que permita que las entidades financieras faciliten la reestructuración de préstamos, períodos de gracia y refinanciamiento, a fin de salvar el tejido productivo y minimizar la quiebra de empresas.

Finalmente, debe implementarse un estímulo fiscal a través de la construcción de obras públicas que ayude a la reactivación, focalizado en cierta medida en las áreas que más han sido afectadas por la pandemia. Este estímulo debería servir de tracción para la dinamización del resto de actividades económicas.

Sin embargo, la ampliación de las medidas anteriormente señaladas, tienen un costo, un costo fiscal, que van a implicar un mayor déficit fiscal y por ende un mayor endeudamiento. Por ello, será importante la credibilidad de las nuevas autoridades, para ganar la confianza de los mercados internacionales y domésticos, para lo cual será necesario probablemente un acuerdo con el FMI, que permita obtener recursos para implementar el plan a cambio de un ajuste en tiempos mejores.

*Martín Francos Rodríguez es director de la Escuela de Economía

Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra

Campus Santo Domingo



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